En el mundo de inversiones se habla de los “Bull Markets” y “Bear Markets” cuando hay un movimiento de más de 20%. La analogía es que cuando un toro ataca lo hace levantando sus cuernos hacia arriba, en cambio cuando un oso lo hace utiliza sus garras hacia abajo.
Hoy parece que estamos más cerca de un Bear Market en el S&P 500, en parte como consecuencia de las tarifas arancelarias anunciadas la semana pasada. Las acciones en Japón, China y US Small Caps, ya entraron en un Bear Market. Es un momento en el cual es normal que los inversores se preocupen por sus inversiones en renta variable.
Creo que también es un buen momento para poner los Bear Markets en perspectiva.
Desde 1966, el S&P 500 ha tenido 12 Bull Markets y 12 Bear Markets, pero el 80.2% del tiempo estuvo en un Bull Market y el restante 19.8% en Bear Market. En los Bull Markets, el índice ha logrado un rendimiento anualizado de +21.2% por año. En cambio, en los Bear Markets ha caído -35.5% por año.
Es decir, los Bull Markets son lentos y largos, los Bear Markets son rápidos y cortos.
“Compounding is hard because a bad month can feel longer than a good decade.”1 — Morgan Housel
Históricamente, una caída de -5% ocurre todos los años, en promedio. Una de -10% cada 1.5 años, una de -15% cada 2.5 años y una de -20% cada 4 años.
Cada Bear Market tiene sus propias particularidades, causantes y entorno macroeconómico, político y social. Ejemplos en este siglo:
2000-2002: Burbuja de las PuntoCom 2007-2009: Crisis Financiera Global 2011: Crisis de Deuda en Europa* 2018: Guerra Comercial y Riesgo de Suba de Tasas* 2020: COVID-19
* Las caídas fueron de -19.4% y -19.8% con lo cual no fueron “oficialmente” Bear Markets.
Si sabemos que son comunes, entonces ¿salir antes es la solución?
El problema es que es muy dificil anticiparse a un Bear Market. El riesgo es justamente lo que no vemos, con lo cual es muy dificil de pronosticar que moverá al mercado en el corto plazo. Como dijo el economista canadiense John Kenneth Galbraith: “There are two kinds of forecasters: those who don’t know, and those who don’t know they don’t know.”2
Pero imaginemos que si podemos anticiparnos y vendemos nuestras inversiones antes de la caída, ¿Cuándo volvemos a comprar?
El 78% de los mejores días del S&P 500 ocurren durante un Bear Market o justo después de uno. Es decir, si intentamos esquivar los peores días del mercado, seguramente nos perdamos los mejores también.
Debemos tener claro nuestro objetivo. Si estamos invertidos en acciones públicas, nuestro foco debe ser el mismo que si invertimos en acciones privadas; el largo plazo.
De la misma manera que no comprarías un campo productivo porque esperas que las lluvias serán buenas el siguiente año. Lo comprarías sabiendo que tendrás malas temporadas y aceptarías el hecho de no poder anticiparlo.
Debemos evitar las decisiones emocionales. Algo que ayuda es pensar en la volatilidad como el precio de corto plazo que debemos pagar para obtener los resultados en el largo plazo.
No podemos controlar cuándo y cómo serán los Bear Markets, pero sí podemos controlar cómo aprovechar la oportunidad. ¿Por qué una oportunidad?
La mayoría de las personas que invierten en acciones son ahorradores netos. Es decir, son inversores que seguramente estén en una etapa de sus vidas que están aportando fondos para invertir. Contraintuitivamente, debería desear que el mercado caiga para así comprar a menores precios.
Hay una frase conocida en Wall Street que dice que “The stock market is the only place things go on sale and everyone runs out of the store screaming.”3
Cada caída del mercado en el pasado parece hoy una oportunidad, pero cada caída futura parece un riesgo. La caída del 2020 con el COVID la vemos hoy como una gran oportunidad de inversión, pero la caída de hoy por las tarifas arancelarias la vemos como un riesgo.
De todas formas, si no lo tomamos como una oportunidad para invertir, por lo menos lo podemos tomar como una oportunidad para realmente saber nuestra tolerancia al riesgo.
Muchos inversores creen tener una tolerancia al riesgo y a la volatilidad, pero es en las caídas del mercado donde realmente encuentran su nivel apropiado. Tal vez, los Bear Markets son los momentos para revisar que tan diversificadas están nuestras inversiones y que exposición queremos realmente tener a las partes más impredecibles del portafolio.
Mr. Market
Por último, creo que una analogía que utilizó Warren Buffett sobre el mercado puede ayudarnos en estos momentos de volatilidad. Imaginemos que tenemos una empresa a medias con un socio llamado Mr. Market. Él aparece todas las mañanas y grita un precio por el cual está dispuesto a comprar tu parte o a vender la suya. Aunque el negocio sea estable, los precios de Mr. Market no lo son. A veces siente euforia, solo ve lo bueno de las perspectivas y grita un precio alto. Otras veces es muy pesimista sobre las noticias que escucha y grita un precio bajo. El éxito del inversor está en poder desprender su comportamiento sobre lo que opiné Mr. Market y focalizarse en lo que está realmente sucediendo en su empresa. En otras palabras, la liquidez de las acciones es la causante de que los inversores se focalicen erróneamente en el movimiento de los precios.
“For most investors, 99% of good investing is doing nothing, the other 1% is how you behave when the world is going crazy.“4
Morgan Housel
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
“Estar invertido en forma continua es duro, un mal mes se siente más largo que una buena década” ↩︎
“Hay dos tipos de pronosticadores: los que no saben, y los que no saben que no saben.” ↩︎
“El mercado accionario es el único lugar donde, cuando hay ofertas todo el mundo sale corriendo” ↩︎
“Para la mayor parte de los inversores 99% de una buena inversión consiste en no hacer nada; el otro 1% es cómo te comportas cuando el mundo se vuelve loco.” ↩︎
En su libro “Stocks for the long run”, Jeremy Siegel argumenta que en el largo plazo las acciones superan al resto de los activos como bonos, oro y efectivo, en términos de retornos ajustados por inflación.
“Time, not timing, is what matters in investing1.” Jeremy Siegel
Está claro que si vamos a invertir con un horizonte de largo plazo, debemos invertir en acciones, pero ¿Cómo lo hacemos? Hay básicamente tres formas.
La Gestión Pasiva: invertir en un índice como el S&P 500, el cual se beneficia de costos muy bajos. Los retornos van a ser -por definición- los del mercado.
La Gestión Activa Tercerizada: invertir en un fondo de inversión, con un equipo que gestione las inversiones, es decir, que decida en qué empresas invertiremos, cuándo y qué peso tendrá cada una en el portafolio, a cambio de un costo por la gestión del fondo.
La Gestión Activa Propia: elegir nosotros mismos las empresas.
Cada forma de invertir tiene sus ventajas y desventajas pero, ¿Cuál es la mejor alternativa? Tal vez la mejor forma de invertir sea la que más se adapte a la vida del inversor. O tal vez, una combinación de estas formas sea una manera de diversificar dentro de las distintas formas de gestión.
Pero si vamos a elegir nosotros mismos las empresas debemos entender el desafío psicológico que conlleva y saber de antemano que pocas empresas serán las responsables de la mayoría de los retornos en el largo plazo. (Lectura complementaria: El desafío de invertir en acciones individuales).
Por otro lado, debemos buscar aquellas empresas de buena calidad, que puedan soportar los desafíos económicos que eventualmente van a tener que enfrentar.
“It is far easier to figure out if something is fragile than to predict the occurrence of an event that may harm it”2. – Nassim Taleb
¿QUÉ CUALIDADES DEBERÍAMOS BUSCAR EN UN EMPRESA IDEAL? Algunas ideas.
1) Una Empresa con Barreras Competitivas Son barreras que cuidan al negocio frente a competidores. Hay cuatro tipos muy conocidos:
“Network effects”: donde cada nuevo cliente alimenta y fortalece el negocio. Esto sucede por ejemplo con las redes sociales – como Instagram de Meta Platforms (META) – donde cada nuevo usuario hace que la red sea más valiosa y atrae a más usuarios. “Switching costs”: donde los costos y riesgos de cambiar de un proveedor son muy altos. Las empresas de software – como Microsoft (MSFT) – tienen esta ventaja donde cambiarse a una competencia significa tener que migrar a una nueva plataforma y volver a capacitar al personal que utiliza el sistema. “Low-Cost Production”: donde los costos para una empresa son inferiores al de sus competidores. Por ejemplo, Tesla (TSLA) ha logrado esto a través de una integración vertical, economías de escala y su superioridad en la tecnología de baterías. “Intangibles Assets”: donde la marca, patente o regulación protege a un negocio. Por ejemplo, la empresa Ferrari (RACE) se ha beneficiado de su marca como barrera competitiva.
Una buena señal de que una empresa tiene barreras competitivas es si muestra “pricing power”. O sea, si logra incrementar los precios sin perder clientes. Por ejemplo, Spotify (SPOT) lo ha hecho recientemente; incrementado los precios de sus suscripciones sin perder usuarios.
Morningstar Wide Moat Focus Index: Indice que refleja el desempeño de empresas estadounidenses con ventajas competitivas sostenibles (wide moats) y atractivas valoraciones.
S&P 500 Index: Indice que mide el desempeño de las 500 empresas más grandes de EE. UU. por capitalización de mercado. Es un referente clave del mercado accionario estadounidense y global.
2) Una Empresa con Opcionalidad Es cuando una empresa tiene la capacidad y facilidad para expandirse a nuevas líneas de negocios, productos o servicios. Para esto es clave tener un negocio “core” que pueda financiar los nuevos proyectos y un buen equipo de capital humano. ¿Por qué es importante? La historia ha demostrado que las empresas más exitosas descubren nuevos negocios sobre la marcha y aprovechan la oportunidad. Amazon (AMZN) comenzó vendiendo libros, hoy tiene el servicio de nube AWS. Mercadolibre (MELI) comenzó como un marketplace, luego se expandió a fintech (MercadoPago) y logística (MercadoEnvios). Google (GOOG) tiene un departamento que se llama “Other Bets”, donde si alguno de esos proyectos funciona puede ser muy importante para su futuro, pero si no los son no destruirá la empresa. Estas empresas entienden que la opcionalidad juega un rol muy importante.
3) Una Empresa con Fortaleza Financiera Para ser exitosos en el largo plazo, es crucial sobrevivir los distintos problemas económicos con los cuales eventualmente las empresas se van a encontrar en el camino. Una empresa ideal debería tener buen balance con un bajo nivel de deuda, un negocio estable con buenos márgenes y con una diversificación de clientes para evitar los riesgos de concentración. Si es así, la empresa no tendrá que depender de los mercados de capitales para su financiación y tendrá la disponibilidad para invertir en nuevos proyectos internos o para comprar a otra empresa oportunísticamente.
4) Una Empresa con “Skin in the Game”
Estas son empresas donde los ejecutivos y empleados tienen un porcentaje alto del paquete accionario de la empresa. De esta forma, están alineados con los accionistas.
Además, también es una buena señal si los fundadores siguen involucrados, donde su reputación está atada a la performance de la empresa.
5) Una Empresa con buena Cultura de Trabajo
En el largo plazo, las empresas con buena cultura de trabajo logran el éxito.
Esto se puede buscar en Glassdoor, donde los empleados puntúan la experiencia de trabajar en la empresa y cómo valoran a su CEO.
6) Empresas con una Valuación Atractiva Invertir en una empresa con una valuación atractiva puede darnos un margen de error en nuestra inversión. Por lo contrario, una valuación excesiva puede transformar una gran empresa en una frágil inversión. Por está razón, es importante diferenciar a la empresa de su acción. De todas formas, hay que tener en cuenta lo que comentó Warren Buffett respecto a la valuación de una empresa: “a great business at a fair price is superior to a fair business at a great price3“.
7) Una Empresa que Entendamos. Un último punto, es que debemos entender el modelo de negocio de la empresa en la que invertimos. Una empresa puede tener todos los atributos que mencionamos en este artículo, pero si no entendemos bien qué es lo que realmente hace la empresa nunca vamos a tener la convicción para permanecer invertidos en los peores momentos.
Recordando las palabras de Charlie Munger “We have three baskets for investing: yes, no, and too tough to understand.”4
Elegir acciones individuales lleva consigo un costo, esfuerzo y tiempo. Además, el éxito no está garantizado y debemos manejar las emociones muy bien. Pero si lo hacemos bien, es posible generar excelentes retornos y a su vez, aprender más sobre el mundo que nos rodea.
“Nobody can predict interest rates, the future direction of the economy, or the stock market. Dismiss all such forecasts and concentrate on what’s actually happening to the companies in which you have invested.”5—
Peter Lynch
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
“Es el Tiempo, y no el momento exacto, lo que importa al invertir.” ↩︎
“Es mucho más fácil determinar si algo es frágil que predecir la ocurrencia de un evento que pueda dañarlo.” ↩︎
“Un gran negocio a un precio justo es mejor que un negocio aceptable a un gran precio.” ↩︎
“Tenemos tres categorías para invertir: sí, no y demasiado difícil de entender.” ↩︎
“Nadie puede predecir el rumbo de las tasas de interes, la direccion de la economía, o el mercado accionario. Deja todo eso de lado, y concéntrate en lo que realmente está ocurriendo con las empresas en las que has invertido.” ↩︎
Durante varias décadas la diversificación de un portafolio a través de la estrategia 60/401 ha resultado óptima para generar resultados saludables con un bajo nivel de volatilidad. Sin embargo, en un mundo multipolar, dónde crece a pasos agigantados el uso de la inteligencia artificial y de energías renovables, con una población que vivirá cada vez más tiempo, es pertinente revisar la eficacia de dicha estrategia hacia adelante.
La diversificación es un concepto clave en el mundo de las inversiones, y se define como la técnica de asignación de activos en distintos productos buscando minimizar el riesgo total del portafolio. Para que la misma sea efectiva, existen diferentes estrategias que apuntan a equilibrar el rendimiento objetivo con el riesgo que se está dispuesto a asumir.
Una de las más populares es el portafolio 60/40, atribuido al Premio Nobel Harry Markowitz como parte de su disertación sobre la teoría moderna de asignación de carteras en 1952. Consiste en asignar el 60% de las inversiones a acciones y el 40% a renta fija, como bonos o fondos de inversión de bajo riesgo.
Las acciones ofrecen la oportunidad de obtener altos rendimientos, mientras que los bonos pueden compensar la volatilidad con su estabilidad.
Hasta la llegada del COVID 19 los fundamentos de la estrategia 60/40 eran muy sólidos, pero un recorte agresivo de tasas de interés en todo el mundo sumado al aumento de gasto realizado por los gobiernos para mantener a flote sus economías durante los años de pandemia, generó una presión inflacionaria insostenible, que 2 años después produjo la suba de tasas de interés, en un escenario de política fiscal aún laxo. En este contexto la renta fija llegó a sus mínimos en décadas dejando de compensar la caída del mercado accionario. A partir de entonces y durante los años 2022 y 2023 diversos analistas del mercado pusieron en duda la vigencia de la estrategia 60/40 para el futuro.
En el 2024, en un escenario de tasas de interés más estable y con la inflación más controlada, los inversores volvieron a mostrar interés por la estrategia 60/40, destacando algunos puntos a tener en cuenta al aplicarla:
En el largo plazo su eficacia depende de la relación entre crecimiento económico e inflación. Estas medidas son afectadas por la IA, las energías renovables, un mundo cada vez más polarizado y una población más longeva.
La tecnología puede actuar como shock en la oferta, impulsando el crecimiento y bajando la inflación en el corto plazo.
Las energías renovables podrían bajar los costos energéticos y mejorar la productividad, generando crecimiento sin aumentar la inflación.
La idea de incorporar activos alternativos a la cartera viene creciendo en los últimos años, dando un paso más hacia la diversificación.
En este contexto aparece una nueva estrategia de inversión balanceada con los porcentajes 40/30/30, que recomienda un 40% en acciones, 30% en renta fija y 30% en activos alternativos como crédito privado o real estate.
En conclusión, la famosa estrategia 60/40, enfrenta un futuro desafiante en un mundo en constante transformación. Si bien el interés por esta estrategia ha resurgido en un contexto de mayor estabilidad económica, su eficacia dependerá de cómo evolucione la relación entre crecimiento e inflación en el largo plazo.
Por otro lado, el surgimiento de estrategias más diversificadas, como el portafolio 40/30/30, refleja la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades del mercado, incorporando activos alternativos para mitigar la volatilidad y buscar retornos competitivos.
En este contexto, la diversificación sigue siendo clave, pero deberá ser entendida y aplicada con una mirada más amplia y flexible para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades del futuro.
“La diversificación es la única estrategia gratuita que existe.” Harry Markowitz
Cra. Elisa Chiarino
Banca Privada
echiarino@paullier.com
Según la teoría, invertir 60% en acciones y 40% en bonos permite equilibrar el portafolio frente a la volatilidad del mercado, aprovechando la baja correlación entre acciones (activo con mayor rentabilidad y mayor riesgo) y bonos (activos con mayor estabilidad, menor riesgo y menor retorno). ↩︎
Desde chicos nos enseñan el refrán “no pongas todos los huevos en la misma canasta”. Esto tiene lógica en muchos ámbitos de la vida, incluidas las inversiones.
Hoy en día es muy fácil diversificar nuestras inversiones. Podemos diversificar en la selección de empresas a través de fondos de inversión, índices o armando una canasta nosotros mismos. También podemos diversificar en el timing de entrada, a través de compras programadas y automatizadas. Haciendo inversiones recurrentes en un índice como el S&P 500, un inversor no profesional puede acceder a una diversificación de empresas y de timing, a un muy bajo costo. Muchos no precisan más que eso para lograr sus objetivos de largo plazo.
En cambio, el inversor profesional debería buscar oportunidades donde tiene las chances a su favor y concentrar allí sus inversiones, ya que hay un punto en el cual la diversificación empieza a ser contraproducente.
“Students learn that the whole secret of investment is diversification, that is the mantra. They’ve got it exactly backward. The whole secret of investment is to find places where it’s safe and wise to non diversify. It’s just that simple. Diversification is for the less experienced investor, it’s not for the professional.”1 – Charlie Munger
El concepto de “diworsification” es un término creado por Peter Lynch que sugiere que cuando diversificamos demasiado el rendimiento empeora en vez de mejorar. Lynch daba el ejemplo de las empresas que se expanden en demasiadas verticales, destinando tiempo, energía y recursos. Estas pierden el foco y descuidan su actividad principal.
Lo mismo puede pasar con un portafolio de inversión. Al abarcar demasiados activos se reduce la importancia de cada inversión y tomamos decisiones sin la adecuada investigación y convicción.
En el caso puntual de las acciones, los datos apuntan a que los beneficios de la diversificación se pierden luego de aproximadamente 25 acciones. A su vez, cuantas más acciones tengamos más parecido va ser el rendimiento al de los índices, con lo cual no hace sentido el costo mental ni transaccional implícito.
Algunas ideas para repensar el concepto de diversificación:
Los “20 slots” de Warren Buffett
Warren Buffett sugiere que imaginemos un caso hipotético; en el transcurso de nuestras vidas solamente podemos hacer 20 inversiones en total. Si este fuera el caso, Buffett comenta que pensaríamos detenidamente cada inversión, seríamos selectivos y nos enfocaríamos en buscar las mejores oportunidades en las que tengamos una verdadera convicción. El concepto refleja los beneficios de limitar la cantidad de inversiones.
Diversificación significa aceptar altibajos temporales.
Al diversificar, siempre habrá algunas inversiones que no están rindiendo tan bien como otras, en ciertos momentos. Esto es normal por definición y es algo que debemos aceptar; debemos estar dispuestos a perder para ganar.
Concentrar para incrementar nuestro patrimonio, diversificar para conservarlo.
No diversificar puede ser una buena estrategia para quienes buscan aumentar su patrimonio rápidamente. Por ejemplo, Elon Musk, la persona más rica del mundo, logró prácticamente toda su fortuna con una única inversión: Tesla. En cambio, diversificar es más útil para quienes quieren proteger su patrimonio, ya que minimiza el resultado total de una mala inversión puntual. Sin embargo, a veces diversificar no es suficiente.
Diversificación no es lo mismo que resiliencia.
Tener varias inversiones diferentes no siempre significa que nuestro portafolio sea resiliente. La resiliencia significa que pase lo que pase en la economía o en nuestras vidas personales, estaremos preparados para afrontar los desafíos. En nuestras inversiones, la calidad es más importante que la cantidad.
Un paso más, la Antifragilidad
En su libro “Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden”, Nassim Taleb introduce el término para describir empresas o individuos que no solo resisten el estrés sino que se fortalecen y mejoran como consecuencia. Define a la fragilidad como algo que se daña o rompe fácilmente bajo presión, como un vaso. La resiliencia a algo que resiste el estrés sin cambios, como un puente que soporta terremotos. Y por último, la antifragilidad; aquello que resiste el estrés pero además lo utiliza para crecer y mejorar. Por ejemplo, los músculos al entrenar.
Podemos intentar invertir en empresas que sean antifrágiles, construir portafolios antifrágiles pero también podemos buscar serlo nosotros mismos con nuestras finanzas personales. Esto significa no tener deudas significativas, mantener un fondo de emergencia y varias fuentes de ingresos.
“It is far easier to figure out if something is fragile than to predict the occurrence of an event that may harm it”2. – Nassim Taleb
Está bien poner los huevos en distintas canastas, pero hay que asegurarse de que sean buenas canastas y entender que únicamente tenemos dos manos para llevarlas.
“Cuanto más pones en el plato, más fácil es esconder. Cuanto más quitas, no hay dónde esconderse: tiene que ser bueno.”
Wylie Dufresne, Chef.
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
Los estudiantes aprenden que el gran secreto de la inversión es la diversificación, ese es el mantra. Lo tienen completamente al revés. El verdadero secreto de las inversiones es encontrar lugares donde sea seguro y prudente no diversificar. Es así de simple. La diversificación es para los inversores menos experimentados, no para los profesionales. ↩︎
Es mucho más fácil determinar si algo es frágil que predecir la ocurrencia de un evento que pueda dañarlo. ↩︎
Tomar una decisión implica seleccionar una opción entre varias alternativas para resolver una situación. Aunque enfrentamos en promedio unas 35.000 decisiones al día, alrededor del 99%, son automáticas1, lo que significa que solo el 1% de las decisiones las tomamos de manera consciente y deliberada.
Existen numerosas teorías que descomponen el proceso de toma de decisiones en pasos específicos. Sin embargo, al aplicar la neurociencia a estos estudios, se ha revelado que las emociones juegan un papel crucial en nuestras elecciones.
Por un lado, nuestras decisiones están influidas por sesgos cognitivos, que se desarrollan a partir de nuestra cultura y educación. Por otro lado, las experiencias personales también moldean nuestra manera de actuar. Además, factores emocionales como el estrés o la euforia pueden tener un impacto significativo en el proceso de toma de decisiones.
Entender la psicología humana que actúa en el proceso de toma de decisiones es un área de estudio que está subestimada y representa ventajas exclusivas para aquellos inversores más racionales.
El Premio Nobel Daniel Kahneman (1934 – 2024) describe dos modos de pensamiento que denomina “Sistema 1” y “Sistema 2”. El primero es rápido, automático e intuitivo, operando prácticamente sin esfuerzo consciente. Se activa cuando se requiere una decisión inmediata y se basa principalmente en la experiencia de la persona. En contraste, el sistema 2 es lento, consciente y deliberado y se usa para procesos más complejos de decisión, que requieran razonamiento y reflexión.
The automatic operations of System 1 generate surprisingly complex patterns of ideas, but only the slower System 2 can construct thoughts in an orderly series of steps.2
– Daniel Kahneman in Thinking, Fast and Slow
En el ámbito financiero las decisiones pueden ir desde como invertir los ahorros personales o empresariales hasta la elección de formas de pago de las deudas, haciendo que la toma de decisiones adquiera impacto significativo en el bienestar financiero.
Alrededor de una decisión, se encuentran factores que están dentro y fuera de nuestro control. Como afirma Barry Ritholtz, es importante centrarse en aquellos que sí podemos manejar, considerando nuestros objetivos y recursos disponibles.
Cuatro aspectos concretos en los que podemos centrarnos:
METAS Y OBJETIVOS FINANCIEROS Es importante tener claros los objetivos de corto y largo plazo que tenemos, para evaluar si una decisión nos acerca o aleja de los mismos.
PRESUPUESTO Y FLUJO DE EFECTIVO Es fundamental visualizar esto para la correcta toma de decisiones. Debemos saber el dinero que tenemos disponible y nuestras necesidades, para que los flujos estén alineados.
RIESGO Y RECOMPENSA Debemos preguntarnos ¿Qué nivel de riesgo que estamos dispuestos a asumir para una determinada recompensa?
INVESTIGAR E INFORMARNOS Investigar y educarnos sobre las diferentes opciones disponibles es clave. Esto nos permitirá tomar decisiones fundamentadas y evitar errores que podrían terminar siendo muy costosos.
Las decisiones financieras son un componente crítico en la construcción de una base económica sólida y en la consecución de objetivos financieros. Ya sea a nivel personal o empresarial, una toma de decisiones bien fundamentada y estratégica puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Invertir tiempo en la educación financiera, buscar asesoramiento profesional y mantener una perspectiva de largo plazo son pasos fundamentales para asegurar que las decisiones financieras contribuyan positivamente al bienestar y crecimiento económico.
“I insist on a lot of time being spent, almost every day, to just sit and think. (…) I read and think. So I do more reading and thinking, and make less impulse decisions than most people in business.”3
Warren Buffett
Cra. Elisa Chiarino
echiarino@paullier.com
Según un estudio realizado por la consultora Lightspeed Research a pedido de Huawei en 2018. ↩︎
Las operaciones automáticas del Sistema 1 generan patrones de ideas sorprendentemente complejos, pero solo el más lento Sistema 2 puede construir pensamientos en una serie ordenada de pasos. “Pensar rapido, pensar despacio” Daniel Kahneman.↩︎
“Insisto en dedicar mucho tiempo casi todos los días, solo para sentarme y pensar. (…) Leo y pienso. Así que leo y pienso más, y tomo menos decisiones impulsivas que la mayoría de las personas en los negocios.” ↩︎