Todos los años surgen temas que se vuelven tendencia en el mundo financiero. En el 2025 la desdolarización y la apuesta por su devaluación parecen ocupar ese lugar. El llamado “debasement trade“1 ha cobrado fuerza: alejarse de la deuda soberana y de las monedas para protegerse frente a los déficits fiscales y niveles de deuda.
Es una realidad que se ha deteriorado la confianza en el dólar, no solo por los problemas fiscales sino también producto de las tarifas impuestas por Trump y su consecuencia en el comercio global. La señal en Abril, cuando fueron anunciadas las tarifas, fue clara: el dólar y los bonos soberanos largos de EEUU cayeron en simultáneo.
Este es un buen momento para hablar sobre el principal objetivo que tenemos los inversores: mantener o incrementar nuestro poder adquisitivo. Al final del día, invertimos nuestros ahorros para poder preservar o incrementar la cantidad de bienes y servicios que podamos adquirir en un futuro.
Clasifiquemos los productos, y hagamos un análisis de como contribuyen a nuestro objetivo.
Activos no productivos
Monedas y Commodities
Empecemos por el dólar y el oro. Ambos son activos no productivos, o sea, no generan flujos y solo preservan valor nominal. Su valor futuro será el que otro esté dispuesto a pagar y por ende la confianza en el activo es el principal motor de su valor.
El rol del dólar y de las monedas en general es servir como unidad de cuenta. Algo que nos permita hacer transacciones por bienes y servicios, sin necesidad de acudir al trueque como en los viejos tiempos. En el largo plazo, estos dos activos pueden, en el mejor de los casos, preservar nuestro poder de compra, pero difícilmente incrementarlo.
La gran diferencia entre el oro y el dólar es que la cantidad de oferta de uno es mucho más controlable que la del otro; uno es emitido por un gobierno, el otro no. Esta cualidad la vemos reflejada en la performance de ambos activos en este año. El dólar ha perdido terreno frente a las principales monedas pero el oro ha aumentado su valor cerca de 60%.
El rol de los activos no productivos es táctico; sirven para dar flexibilidad financiera, diversificación y un refugio cuando hay shocks en el mercado.
Bonos
Vayamos a otro tipo de activo no productivo: los bonos. Estos generan flujos nominales y para su simpleza, analicemos solamente los más comunes, los de tasa fija. En el largo plazo, su valor depende del poder de compra de la moneda en las que está emitida, ya que los bonos son una promesa por parte del deudor de hacer pagos en dicha moneda a futuro hacia el acreedor.
Los bonos protegen el poder adquisitivo, pero solamente de forma nominal. La inflación y por ende el deterioro del poder de compra de la moneda es un viento en contra para este activo.
Estos activos cuentan con menor volatilidad, ya que sus retornos son contractuales. Tienen sentido para gestionar nuestra liquidez y colocarnos en la moneda en la cual tendremos obligaciones de pagos. También, durante periodos puntuales, pueden obtener rendimientos muy competitivos respecto a las acciones si invertimos de forma correcta.
¿Pero qué sucede en el largo plazo?
Difícilmente las monedas o el oro logren aumentar nuestro poder adquisitivo. Los bonos podrán ayudar, pero sus retornos nominales ponen en riesgo nuestro poder de compra al depender de la moneda y su inflación. Además, el tipo de cambio puede tener un impacto grande en nuestro poder adquisitivo si invertimos en una moneda distinta de la que gastamos.
En el largo plazo es donde entra otro tipo de activo: los activos productivos.
Crecimiento de USD 1 en términos reales:
Fuente: “Stocks for the Long Run” Jeremy Seigel.
“If you own a business, or a part of a business, you own a piece of real productive assets — and over time, they’ll retain their purchasing power better than any currency or bond.” 2
Warren Buffett
Activos Productivos
Acciones
Las acciones, públicas o privadas, representan propiedad sobre un valor económico real. Las empresas no solo pueden generar valor en el tiempo, sino que pueden ajustar sus precios y márgenes frente a inflación y devaluaciones. Además, pueden reinvertir sus utilidades, pagar un dividendo o recomprar sus acciones, generando valor para el accionista.
Las monedas tienen implicancias en este tipo de activo pero únicamente en el corto plazo, donde la volatilidad de la moneda en la cual están denominadas las ventas de la empresa pueden afectar el resultado financiero.
Sin embargo, este riesgo cambiario tiende a anularse en el largo plazo. El poder adquisitivo estará vinculado al valor real del negocio y como cuotapartistas contamos con un porcentaje de la empresa. Esta participación trasciende la moneda de turno en la que se mida el valor de nuestra participación.
Si la inflación erosiona el poder de compra de una moneda, las buenas empresas podrán incrementar sus precios y proteger sus márgenes.
Con frecuencia nos preocupamos por los movimientos de monedas principalmente por focalizarnos en el corto plazo, porque necesitamos liquidez en una moneda puntual o por el sesgo psicológico de pensar en la moneda doméstica.
Entonces, ¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? A continuación 3 ideas:
°°° Una primera conclusión es que debemos invertir, ya que las monedas tienden a perder valor en el tiempo.
Poder de compra del dólar americano desde el 2000:
Fuente: Federal Reserve Economic Data, 2024.
“The best thing to do is own a good business, not a currency. Currencies always go to zero over time; good businesses don’t.” – Charlie Munger3
°°° Una segunda conclusión es que debemos utilizar los activos no productivos y los bonos de manera táctica, es decir, en el corto plazo. Estos tienen sentido para una parte de nuestro patrimonio y cumplen con los objetivos de liquidez, diversificación y cobertura por diferencias cambiarias.
°°° Una tercera conclusión es que si deseamos incrementar nuestro poder adquisitivo en el largo plazo debemos mirar hacia las acciones. Este activo es naturalmente volátil, con lo cual es crucial invertir un porcentaje que no tenemos intención de tocar por varios años y, a su vez, invertir un monto que nos deje dormir tranquilos.
Es comprensible que en el contexto actual los inversores nos preocupemos por la devaluación de las monedas. Sin embargo, conviene recordar que al invertir en activos productivos, este riesgo tiende a disminuir con el tiempo y nos permite proteger nuestro poder adquisitivo.
“Currencies may fluctuate, but productive assets adapt. The longer your time horizon, the less currency movements matter.”4
Jeremy Seigel
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
El “debasement trade” refiere a una estrategia de inversión orientada a protegerse de la pérdida de valor de las monedas y de la deuda soberana, que puede producirse cuando los gobiernos mantienen déficits fiscales elevados, aumentan la deuda pública o recurren a la emisión monetaria para financiarse. ↩︎
Si sos propietario de una empresa, o de una parte de ella, posees una porción de activos productivos reales, y con el tiempo, estos tenderán a conservar su poder adquisitivo mejor que cualquier moneda o bono. ↩︎
Lo mejor que podemos hacer es ser dueños de un buen negocio, no de una moneda. Las monedas siempre tienden a valer cero con el tiempo; los buenos negocios, no. ↩︎
Las monedas pueden fluctuar, pero los activos productivos se adaptan. Cuanto más largo sea tu horizonte temporal, menos importan los movimientos de las monedas. ↩︎
En el artículo La Empresa Ideal, comentamos qué cualidades tiene una empresa de calidad. Sin embargo, al invertir en estas empresas normalmente enfrentamos un dilema. Las empresas de calidad tienen una valuación por encima de la media, por ende surge la pregunta; ¿vale la pena pagar de más por una empresa de calidad?
Estamos atravesando un periodo en el cual varios analistas comienzan a alertar sobre la valuación del mercado accionario. Por ejemplo, Howard Marks en su último memo The Calculus of Value recomienda posicionarse más defensivo en este contexto. Como siempre, escuchamos argumentos de los dos lados:
“El mercado está caro”:
El PE ratio1 está por encima de 23. En todos los casos entre 1987-2014 invertir a estos niveles ha dado retornos de entre -2% y 2% por los siguientes 10 años, según un estudio de JP Morgan.
Existe incertidumbre sobre cómo las tarifas golpearan al crecimiento económico y a la inflación.
El déficit y nivel de deuda de EEUU ponen en juego al dólar como moneda de referencia y al atractivo de los activos americanos como líderes de inversión.
“El mercado no está caro”:
Comparado al pasado, el S&P 500 está compuesto por empresas que crecen más rápido, son menos cíclicas, requieren de menor capital, son más rentables y tienen barreras competitivas superiores.
La inteligencia artificial logrará un cambio muy positivo de márgenes y productividad en las empresas.
“The S&P 500 has shifted from low margin, asset- and labor-intensive industries (70% manufacturing in 1980) to high margin, innovation-oriented industries (50% of the index today).”2 – Bank of America
Usando distintos múltiplos de valuación, lo que seguro podemos afirmar que el mercado no está barato relativo a su historia. Hoy las “Magníficas 7”3 cotizan a un PE ratio promedio de 33 y el resto de las 493 empresas a 22, el promedio histórico del S&P 500 es cercano a 16.
Tal vez un periodo interesante para estudiar en este contexto es el Nifty Fifty4 de los 70s. Este era un grupo de acciones con perspectivas tan positivas que cotizaban a un PE ratio promedio de 42, más del doble del 19 del S&P 500 en aquel momento. Estas eran empresas como Xerox, IBM, Polaroid o Coca-Cola.
Las Nifty Fifty tocaron su máximo en 1972 y en ese entonces Coca-Cola y Xerox tenían el mismo PE ratio de 46. Jeremy Seigel hizo un estudio sobre los siguientes 25 años luego de este pico, donde las valuaciones bajaron a tierra. Lo que encontró fue muy interesante.
Seigel se preguntó, con el beneficio de retrospectiva, ¿que PE ratio podría haber pagado en 1972 por estas empresas para igualar el retorno del S&P 500 en los siguientes 25 años? La respuesta es que un inversor tendría que haber pagado un PE ratio de 18 para Xerox y de 92 para Coca-Cola, recuerden que ambas cotizaban a 46.
¿Como es esto posible? ¿Como pagando cerca de 4 veces más que el S&P 500 por Coca-Cola hubiéramos logrado el mismo retorno? La respuesta está en el interés compuesto.
Consideren el siguiente ejemplo. Si invertimos 1.000 USD por 30 años al 10% anual o al 12.5%, ¿que diferencia final tendremos? La respuesta es 17.449 USD en el primer caso y 34.243 USD en el segundo. La pequeña diferencia de 2,5% acumuladas año a año sobre sus ganancias resultan en una diferencia abismal en el resultado final.
Lo mismo ocurrió con Coca-Cola relativo al S&P 500. En los 25 años siguientes desde 1972, las ganancias por acción de Coca-Cola aumentaron 13.70% anualizado, las del S&P 500 en 8.20%. Por su parte, la acción de Coca-Cola obtuvo una performance cerca de 3% anual superior al S&P 500 (+16% versus +13% anualizado, con dividendos reinvertidos). Esa pequeña diferencia anual, crea una diferencia gigantesca en el largo plazo y compensa el sobreprecio pagado por Coca-Cola.
Encontramos muchísimos ejemplos similares. Para invertir en Starbucks en los 90s nunca hubiéramos conseguido un PE ratio menor a 50. Tampoco hubiéramos conseguido invertir en Mercadolibre abajo de 32 entre 2010 y 2020. Ambas fueron extraordinarias inversiones.
¿Que podemos aprender de todo esto?
Las empresas de calidad normalmente cotizan a valuaciones superiores a la media, pero aquellas empresas que pueden mantener un crecimiento consistente en sus ganancias, año tras año y por mucho tiempo, valen la pena, por más que varios analistas las describan como sobrevaluadas. Charlie Munger también tenía una opinión similar, argumentando que hace sentido pagar un precio superior por la calidad: “If a business earns 18% on capital over 20 or 30 years, even if you pay an expensive-looking price, you’ll end up with one hell of a result.”
Esto no es un argumento para invertir en cualquier empresa de calidad a cualquier precio. En estos momentos es crucial ser selectivos y entender que el PE ratio es simplemente un tipo de valuación con sus limitaciones. Por ejemplo:
No es relevante para empresas sin ganancias, ni las de rápido crecimiento que reinvierten todo su capital.
Tampoco es muy relevante para empresas que no tienen optimizados sus márgenes.
Puede no ser relevante si existen movimientos que distorsionan el número, como por ejemplo movimientos de una inversión en otra acción pública que hace fluctuar las ganancias contables en cada reporte trimestral.
Para estos casos, es más significativo otro tipo de métodos de valuación como el P/CF ratio (price to operating cash flow), PEG ratio (price to earnings growth) o un análisis de flujo de caja descontado (DCF), para luego comparar entre empresas del mismo sector o relativo a la valuación histórica de la misma empresa. Sin embargo, al final del día, será vital entender la historia detrás de estos números.
“Investing is an art, not a science and those who are trained to rigidly quantify everything are at a huge disadvantage.”5 Peter Lynch
Tal vez es momento de ponerse un poco más defensivo como menciona Howard Marks, aprovechando los retornos contractuales de la renta fija con su natural menor volatilidad. Y para inversiones en renta variable ser más selectivos, invirtiendo en sectores del mercado y en empresas de calidad, a través de fondos de inversión activos o mediante nuestra propia selección.
La clave es encontrar estas empresas que pueden reinvertir consistentemente sus ganancias a tasas altas. Aquellas empresas que tienen las cualidades de la Empresa Ideal; aquellas que tienen barreras competitivas, opcionalidad, fortaleza financiera, skin in the game y buena cultura. El desafío es encontrar la siguiente Coca-Cola y evitar la siguiente Xerox.
“Good growth stocks, like good wines, are often worth the price you have to pay.”
Philip Fisher
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
P/E ratio (precio/utilidad): indicador que muestra cuántas veces está pagando el mercado las ganancias anuales de una empresa. Se calcula dividiendo el precio de la acción por sus ganancias por acción (EPS).↩︎
El S&P 500 ha pasado de estar compuesto mayoritariamente por industrias de bajos márgenes, intensivas en activos y mano de obra (con un 70 % de manufactura en 1980), a estar dominado por industrias de altos márgenes, orientadas a la innovación (hoy representan el 50 % del índice)↩︎
Las denominadas 7 Magnificas son: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta Platforms, Nvidia, y Tesla, las principales impulsoras del rendimiento del mercado bursátil en los últimos años. ↩︎
Nifty Fifty se le llamó a grupo de 50 grandes empresas americanas de “crecimiento seguro” que se consideraban inversiones casi infalibles a largo plazo. ↩︎
Invertir es un arte no una ciencia, y aquellos que han sido entrenados para cuantificar todo todo de manera rígida están en una gran desventaja.↩︎
En su libro “Stocks for the long run”, Jeremy Siegel argumenta que en el largo plazo las acciones superan al resto de los activos como bonos, oro y efectivo, en términos de retornos ajustados por inflación.
“Time, not timing, is what matters in investing1.” Jeremy Siegel
Está claro que si vamos a invertir con un horizonte de largo plazo, debemos invertir en acciones, pero ¿Cómo lo hacemos? Hay básicamente tres formas.
La Gestión Pasiva: invertir en un índice como el S&P 500, el cual se beneficia de costos muy bajos. Los retornos van a ser -por definición- los del mercado.
La Gestión Activa Tercerizada: invertir en un fondo de inversión, con un equipo que gestione las inversiones, es decir, que decida en qué empresas invertiremos, cuándo y qué peso tendrá cada una en el portafolio, a cambio de un costo por la gestión del fondo.
La Gestión Activa Propia: elegir nosotros mismos las empresas.
Cada forma de invertir tiene sus ventajas y desventajas pero, ¿Cuál es la mejor alternativa? Tal vez la mejor forma de invertir sea la que más se adapte a la vida del inversor. O tal vez, una combinación de estas formas sea una manera de diversificar dentro de las distintas formas de gestión.
Pero si vamos a elegir nosotros mismos las empresas debemos entender el desafío psicológico que conlleva y saber de antemano que pocas empresas serán las responsables de la mayoría de los retornos en el largo plazo. (Lectura complementaria: El desafío de invertir en acciones individuales).
Por otro lado, debemos buscar aquellas empresas de buena calidad, que puedan soportar los desafíos económicos que eventualmente van a tener que enfrentar.
“It is far easier to figure out if something is fragile than to predict the occurrence of an event that may harm it”2. – Nassim Taleb
¿QUÉ CUALIDADES DEBERÍAMOS BUSCAR EN UN EMPRESA IDEAL? Algunas ideas.
1) Una Empresa con Barreras Competitivas Son barreras que cuidan al negocio frente a competidores. Hay cuatro tipos muy conocidos:
“Network effects”: donde cada nuevo cliente alimenta y fortalece el negocio. Esto sucede por ejemplo con las redes sociales – como Instagram de Meta Platforms (META) – donde cada nuevo usuario hace que la red sea más valiosa y atrae a más usuarios. “Switching costs”: donde los costos y riesgos de cambiar de un proveedor son muy altos. Las empresas de software – como Microsoft (MSFT) – tienen esta ventaja donde cambiarse a una competencia significa tener que migrar a una nueva plataforma y volver a capacitar al personal que utiliza el sistema. “Low-Cost Production”: donde los costos para una empresa son inferiores al de sus competidores. Por ejemplo, Tesla (TSLA) ha logrado esto a través de una integración vertical, economías de escala y su superioridad en la tecnología de baterías. “Intangibles Assets”: donde la marca, patente o regulación protege a un negocio. Por ejemplo, la empresa Ferrari (RACE) se ha beneficiado de su marca como barrera competitiva.
Una buena señal de que una empresa tiene barreras competitivas es si muestra “pricing power”. O sea, si logra incrementar los precios sin perder clientes. Por ejemplo, Spotify (SPOT) lo ha hecho recientemente; incrementado los precios de sus suscripciones sin perder usuarios.
Morningstar Wide Moat Focus Index: Indice que refleja el desempeño de empresas estadounidenses con ventajas competitivas sostenibles (wide moats) y atractivas valoraciones.
S&P 500 Index: Indice que mide el desempeño de las 500 empresas más grandes de EE. UU. por capitalización de mercado. Es un referente clave del mercado accionario estadounidense y global.
2) Una Empresa con Opcionalidad Es cuando una empresa tiene la capacidad y facilidad para expandirse a nuevas líneas de negocios, productos o servicios. Para esto es clave tener un negocio “core” que pueda financiar los nuevos proyectos y un buen equipo de capital humano. ¿Por qué es importante? La historia ha demostrado que las empresas más exitosas descubren nuevos negocios sobre la marcha y aprovechan la oportunidad. Amazon (AMZN) comenzó vendiendo libros, hoy tiene el servicio de nube AWS. Mercadolibre (MELI) comenzó como un marketplace, luego se expandió a fintech (MercadoPago) y logística (MercadoEnvios). Google (GOOG) tiene un departamento que se llama “Other Bets”, donde si alguno de esos proyectos funciona puede ser muy importante para su futuro, pero si no los son no destruirá la empresa. Estas empresas entienden que la opcionalidad juega un rol muy importante.
3) Una Empresa con Fortaleza Financiera Para ser exitosos en el largo plazo, es crucial sobrevivir los distintos problemas económicos con los cuales eventualmente las empresas se van a encontrar en el camino. Una empresa ideal debería tener buen balance con un bajo nivel de deuda, un negocio estable con buenos márgenes y con una diversificación de clientes para evitar los riesgos de concentración. Si es así, la empresa no tendrá que depender de los mercados de capitales para su financiación y tendrá la disponibilidad para invertir en nuevos proyectos internos o para comprar a otra empresa oportunísticamente.
4) Una Empresa con “Skin in the Game”
Estas son empresas donde los ejecutivos y empleados tienen un porcentaje alto del paquete accionario de la empresa. De esta forma, están alineados con los accionistas.
Además, también es una buena señal si los fundadores siguen involucrados, donde su reputación está atada a la performance de la empresa.
5) Una Empresa con buena Cultura de Trabajo
En el largo plazo, las empresas con buena cultura de trabajo logran el éxito.
Esto se puede buscar en Glassdoor, donde los empleados puntúan la experiencia de trabajar en la empresa y cómo valoran a su CEO.
6) Empresas con una Valuación Atractiva Invertir en una empresa con una valuación atractiva puede darnos un margen de error en nuestra inversión. Por lo contrario, una valuación excesiva puede transformar una gran empresa en una frágil inversión. Por está razón, es importante diferenciar a la empresa de su acción. De todas formas, hay que tener en cuenta lo que comentó Warren Buffett respecto a la valuación de una empresa: “a great business at a fair price is superior to a fair business at a great price3“.
7) Una Empresa que Entendamos. Un último punto, es que debemos entender el modelo de negocio de la empresa en la que invertimos. Una empresa puede tener todos los atributos que mencionamos en este artículo, pero si no entendemos bien qué es lo que realmente hace la empresa nunca vamos a tener la convicción para permanecer invertidos en los peores momentos.
Recordando las palabras de Charlie Munger “We have three baskets for investing: yes, no, and too tough to understand.”4
Elegir acciones individuales lleva consigo un costo, esfuerzo y tiempo. Además, el éxito no está garantizado y debemos manejar las emociones muy bien. Pero si lo hacemos bien, es posible generar excelentes retornos y a su vez, aprender más sobre el mundo que nos rodea.
“Nobody can predict interest rates, the future direction of the economy, or the stock market. Dismiss all such forecasts and concentrate on what’s actually happening to the companies in which you have invested.”5—
Peter Lynch
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
“Es el Tiempo, y no el momento exacto, lo que importa al invertir.” ↩︎
“Es mucho más fácil determinar si algo es frágil que predecir la ocurrencia de un evento que pueda dañarlo.” ↩︎
“Un gran negocio a un precio justo es mejor que un negocio aceptable a un gran precio.” ↩︎
“Tenemos tres categorías para invertir: sí, no y demasiado difícil de entender.” ↩︎
“Nadie puede predecir el rumbo de las tasas de interes, la direccion de la economía, o el mercado accionario. Deja todo eso de lado, y concéntrate en lo que realmente está ocurriendo con las empresas en las que has invertido.” ↩︎
Durante varias décadas la diversificación de un portafolio a través de la estrategia 60/401 ha resultado óptima para generar resultados saludables con un bajo nivel de volatilidad. Sin embargo, en un mundo multipolar, dónde crece a pasos agigantados el uso de la inteligencia artificial y de energías renovables, con una población que vivirá cada vez más tiempo, es pertinente revisar la eficacia de dicha estrategia hacia adelante.
La diversificación es un concepto clave en el mundo de las inversiones, y se define como la técnica de asignación de activos en distintos productos buscando minimizar el riesgo total del portafolio. Para que la misma sea efectiva, existen diferentes estrategias que apuntan a equilibrar el rendimiento objetivo con el riesgo que se está dispuesto a asumir.
Una de las más populares es el portafolio 60/40, atribuido al Premio Nobel Harry Markowitz como parte de su disertación sobre la teoría moderna de asignación de carteras en 1952. Consiste en asignar el 60% de las inversiones a acciones y el 40% a renta fija, como bonos o fondos de inversión de bajo riesgo.
Las acciones ofrecen la oportunidad de obtener altos rendimientos, mientras que los bonos pueden compensar la volatilidad con su estabilidad.
Hasta la llegada del COVID 19 los fundamentos de la estrategia 60/40 eran muy sólidos, pero un recorte agresivo de tasas de interés en todo el mundo sumado al aumento de gasto realizado por los gobiernos para mantener a flote sus economías durante los años de pandemia, generó una presión inflacionaria insostenible, que 2 años después produjo la suba de tasas de interés, en un escenario de política fiscal aún laxo. En este contexto la renta fija llegó a sus mínimos en décadas dejando de compensar la caída del mercado accionario. A partir de entonces y durante los años 2022 y 2023 diversos analistas del mercado pusieron en duda la vigencia de la estrategia 60/40 para el futuro.
En el 2024, en un escenario de tasas de interés más estable y con la inflación más controlada, los inversores volvieron a mostrar interés por la estrategia 60/40, destacando algunos puntos a tener en cuenta al aplicarla:
En el largo plazo su eficacia depende de la relación entre crecimiento económico e inflación. Estas medidas son afectadas por la IA, las energías renovables, un mundo cada vez más polarizado y una población más longeva.
La tecnología puede actuar como shock en la oferta, impulsando el crecimiento y bajando la inflación en el corto plazo.
Las energías renovables podrían bajar los costos energéticos y mejorar la productividad, generando crecimiento sin aumentar la inflación.
La idea de incorporar activos alternativos a la cartera viene creciendo en los últimos años, dando un paso más hacia la diversificación.
En este contexto aparece una nueva estrategia de inversión balanceada con los porcentajes 40/30/30, que recomienda un 40% en acciones, 30% en renta fija y 30% en activos alternativos como crédito privado o real estate.
En conclusión, la famosa estrategia 60/40, enfrenta un futuro desafiante en un mundo en constante transformación. Si bien el interés por esta estrategia ha resurgido en un contexto de mayor estabilidad económica, su eficacia dependerá de cómo evolucione la relación entre crecimiento e inflación en el largo plazo.
Por otro lado, el surgimiento de estrategias más diversificadas, como el portafolio 40/30/30, refleja la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades del mercado, incorporando activos alternativos para mitigar la volatilidad y buscar retornos competitivos.
En este contexto, la diversificación sigue siendo clave, pero deberá ser entendida y aplicada con una mirada más amplia y flexible para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades del futuro.
“La diversificación es la única estrategia gratuita que existe.” Harry Markowitz
Cra. Elisa Chiarino
Banca Privada
echiarino@paullier.com
Según la teoría, invertir 60% en acciones y 40% en bonos permite equilibrar el portafolio frente a la volatilidad del mercado, aprovechando la baja correlación entre acciones (activo con mayor rentabilidad y mayor riesgo) y bonos (activos con mayor estabilidad, menor riesgo y menor retorno). ↩︎
Este pasado 26 de Marzo celebramos los 120 años desde la fundación de nuestra empresa. A lo largo de 4 generaciones, Paullier ha logrado adaptarse a través del tiempo, manteniendo sus valores, cultura y servicio.
Parece oportuno entonces comentar sobre un tema del cual se habla mucho en el mundo de inversiones: el largo plazo. Es habitual hoy en día escuchar a inversores o empresas hablar que invierten para el largo plazo y con mucha razón; pequeños cambios -resultados o hábitos- mantenidos por mucho tiempo logran resultados extraordinarios.
¿Es probable que el PBI per cápita real sea el doble dentro de 50 años en Uruguay? O sea, que en promedio ¿los uruguayos seamos el doble de ricos? No parece tan fácil, pero eso se logra solamente con un 1.4% de crecimiento promedio anual. Es en el largo plazo donde se ven los resultados del interés compuesto; pero de la teoría a la práctica no es tan fácil.
“I’m in it for the long run” is a bit like standing at the base of Mt. Everest, pointing to the top, and saying, “That’s where I’m heading.” Well, that’s nice. Now comes the test. – Morgan Housel.1
1) Debemos tener paciencia.
Hay muchísimos libros y estudios sobre como Warren Buffett logró sus resultados, pero pocos hablan del componente más importante; está invirtiendo hace más de siete décadas. Su habilidad es invertir, pero su secreto es el tiempo; la paciencia.
Debajo podemos visualizar una hipotética inversión donde aportamos $100 cada mes, con un retorno de 10% anual y comenzando a los 25 años. Los resultados generados en el largo plazo desafían la lógica:
Un ejemplo interesante que demuestra la importancia de tener paciencia es el Marshmallow Experiment.
El experimento fue llevado a cabo por la Universidad de Stanford en 1970. Se le ofreció a cada niño un premio inmediato (un marshmallow) o dos premios postergados (dos marshmallows) si tenían paciencia. Dejaban al niño en un cuarto con un marshmallow y le decían que le darían un segundo marshmallow si esperaban unos minutos. Luego salían del cuarto por 15 minutos. El estudio intentaba investigar sobre el “delayed gratification”.
Luego de varios años de seguimiento, el resultado fue impactante; los que pudieron contenerse en esos 15 minutos, tuvieron un mejor resultado en sus vidas laborales, sociales, financieras y de salud. Los que eran más propensos a ser pacientes, les fue mejor en la vida.
“The stock market is a device for transferring money from the impatient to the patient.” – Warren Buffett2
2) Debemos pagar el precio.
Lo bueno para los inversores, es que alargar el horizonte de inversión es algo que está en nuestro control. Lo malo, es que es muy difícil hacerlo. No ver los resultados inmediatamente, la volatilidad, el miedo y la incertidumbre es el precio que debemos pagar; el problema es que este precio no está a la vista.
Si queremos comprar un pasaje de avión, sabemos el servicio que tendremos por el precio que pagamos. Iremos del punto A al punto B, con las comodidades del ticket que saquemos y es esperable algún tramo con turbulencia.
El S&P 500 tuvo un retorno anualizado de 12.5% desde 1974 si incluimos los dividendos reinvertidos. ¿El precio? Sobrevivir una década sin retornos (2000-2010), crisis financieras, una burbuja tecnológica y una pandemia, entre muchos otros.
El fondo de inversión de Peter Lynch tuvo un rendimiento anualizado de 29% entre 1977 y 1990; una inversión de 10K se hubieran transformado en 260K. El precio fue que durante ese periodo, el fondo cayó 10% quince veces, 15% seis veces, 20% cuatro veces y 35% una vez.
Netflix fue una inversión con un resultado de 35.000% desde el 2002 al 2018, pero estuvo por debajo de su máximo el 94% de los días. Imagínense la duda e incertidumbre de vivir esto.
Si queremos los retornos que genera el interés compuesto en el largo plazo, debemos pagar el precio.
3) Debemos tener un margen de error.
El largo plazo es una colección de varios periodos de corto plazo. Daniel Kahneman – psicólogo y ganador de un Premio Nobel de Economía en 2002 – comentó una vez sobre porque no podemos focalizarnos exclusivamente en el largo plazo:“Because the long term is not where life is lived.”3
Si vamos a invertir para el largo plazo, algo seguro es que nos vamos a encontrar con problemas en el camino, como recesiones, burbujas y volatilidad. Entonces, la única forma de sobrevivir los problemas de corto plazo es teniendo un margen de error; planear que el plan no salga acorde al plan.
Un margen de error normalmente se entiende como una mentalidad conservadora, para aquellos que no quieren asumir mucho riesgo o que no están confiados sobre sus inversiones, pero es justamente lo contrario.
Mantener un fondo de emergencia -o un bajo nivel de deuda- parece ineficiente, pero su utilidad la vemos en los peores momentos, cuando logra mantener nuestra calma e inversiones más riesgosas intactas. Su valor está en que logra minimizar la probabilidad del desastre total, entonces logramos mantenernos en el juego por más tiempo para ver el fruto del interés compuesto. Hoy en día, un fondo de emergencia es aún más atractivo, ya que podemos colocarnos por encima del 5% en dólares en bonos soberanos de EEUU.
Thomas Gayner -CEO de Markel Group- comentó recientemente que un mundo optimizado, donde se busca lograr eficiencias en todo y donde no dejamos margen de error, se vuelve frágil, contraintuitivamente. Esto lo podemos ver reflejado con las empresas que mantenían mercadería Just In Time, pero luego vino la pandemia y por no haber tenido mercadería Just In Case sus márgenes se destrozaron.
“A barbelled personality—optimistic about the future, but paranoid about what will prevent you from getting to the future—is vital.” – Morgan Housel4
4) No todas las inversiones son iguales.
Una buena inversión depende de dos pilares fundamentales; el tiempo y la tasa de retorno. Por ende, una buena inversión se logra no solamente con buenos retornos, sino aquellos que puedan ser mantenidos y repetidos consistentemente en el largo plazo, donde el interés compuesto hace su magia.
Howard Marks comentó una vez sobre un inversor que nunca tuvo resultados anuales rankeados en el cuartil superior contra sus competidores, pero que en un plazo de 14 años estuvo en el mejor 4%. La gestora Pimco, tiene un término para esto llamado “Strategic Mediocrity”, en el cual nunca son el número uno en un año en particular, pero sobreviven más tiempo que el resto con lo cual eventualmente terminan primeros.
Una casa no es históricamente una buena inversión respecto a otras alternativas. Sin embargo, para muchos esta es la mejor inversión que harán, principalmente porque es la única que no interrumpen y mantienen durante décadas.
Cada inversor tiene una perspectiva única del mundo como consecuencia del lugar y tiempo en el que nació, de las distintas experiencias que vivió y de su particular situación financiera. Por esta razón, lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. En Estados Unidos los inversores del lado Este invierten relativamente más en acciones del sector financiero, los del Sur en energía y los del Oeste en tecnología. En Uruguay tal vez se invierta más en ganado.
Si las personas se sienten más cómodas invirtiendo en los rubros que están más familiarizados y esto logra que estén invertidos por más tiempo, seguramente les vaya mejor.
“The first rule of compounding is to never interrupt it unnecessarily” – Charlie Munger5
5) La mentalidad de largo plazo debe ser compartida.
En la crisis financiera del 2008, Michael Burry tenía una apuesta muy grande en contra del mercado inmobiliario. Por más que la apuesta fue acertada su inversión pendió de un hilo, ya que sus inversores no creían lo mismo que él y querían retirar los fondos, al punto que Burry estuvo muy cerca de ser forzado a cerrar su apuesta y perderlo todo.
No basta con tener una mentalidad de largo plazo; los co-inversores, asesores financieros y gente que nos rodea debe tenerla también. Terry Smith, gestor del fondo de inversión Fundsmith Equity Fund, comparte con sus inversores un “Ownership Manual” de su fondo, ¿por qué? En sus palabras:
“At Fundsmith we want you to have an Owner’s Manual. Why? Because your understanding of what we are trying to achieve and how we approach it is a critical element in enabling us to attain our goal.” – Terry Smith6
En Paullier intentamos trasmitir nuestra cultura, filosofía de inversión y valores, para que aquellos que la compartan puedan sumarse hacia el largo plazo.
“La mayoría de las personas sobreestiman lo que pueden hacer en un año, y subestiman lo que pueden hacer en diez años.”
Bill Gates
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
“Estoy en esto para el largo plazo” es un poco como estar parado en la base del Monte Everest, señalando hacia la cima y diciendo, “Ahí es hacia donde me dirijo”. Bueno, eso está bien. Ahora viene la prueba. ↩︎
“El mercado de valores es un dispositivo para transferir dinero de los impacientes a los pacientes.” ↩︎
“Porque el largo plazo no es donde se vive la vida.” ↩︎
“Una personalidad balanceada —optimista sobre el futuro, pero paranoica sobre lo que te impedirá llegar al futuro— es vital.” ↩︎
“La primer regla del interés compuesto: nunca interrumpir innecesariamente una inversión.” ↩︎
“En Fundsmith queremos que tengas un Manual del Propietario. ¿Por qué? Porque tu comprensión de lo que estamos tratando de lograr y cómo lo abordamos es un elemento crítico para permitirnos alcanzar nuestro objetivo.” ↩︎