La semana pasada falleció Charles Thomas Munger a los 99 años de edad, un inversor icónico, reconocido por su filosofía de inversión y por ser la mano derecha de Warren Buffett. Sus palabras sobre los mercados financieros, la psicología del inversor y la vida, han sido citadas y compartidas continuamente durante años.
Quién fue Charlie Munger?
Fue un empresario, inversor y filántropo estadounidense. Charlie comenzó su carrera enfocándose en la abogacía, estudiando en Harvard Law School y co-fundando su propia firma legal. Luego -de 1962 a 1975- gestionó su propia firma de inversión Wheeler, Munger & Co obteniendo retornos anualizados de 19.8%, mientras que el índice Dow Jones logró un 5% en el mismo periodo.
Recién en 1978, ya con más de 50 años, Charlie asumió el rol de vicepresidente de Berkshire Hathaway y su influencia en la empresa y en Warren Buffett, logró resultados exorbitantes. Unos USD 1.000 invertidos en 1978 en Berkshire Hathaway hubieran resultado en USD 3.962.820 en 2022.
A lo largo de los años, sus ideas y comentarios han resonado a lo largo de la industria financiera. Las asambleas anuales de Berkshire Hathaway se transformaron en un momento folklórico donde inversores de todas partes del mundo escuchaban atentamente como Charlie y Warren hacían sentido de sus inversiones y de lo que estaba ocurriendo en los mercados financieros. Creo que muy poco de las ideas de Charlie Munger llegan a esta región del mundo.
Les comparto 6 enseñanzas que nos dejó este gran inversor:
: INVERTIR EN EMPRESAS DE CALIDAD :
“Over the long term, it’s hard for a stock to earn a much better return than the business which underlies it earns. If the business earns 6% on capital over 40 years and you hold it for that 40 years, you are not going to make much difference than a 6% return – even if you originally buy it at a huge discount. Conversely, if a business earns 18% on capital over 20 or 30 years, even if you pay an expensive-looking price, you’ll end up with one hell of a result” 1
Charlie siempre sostuvo que hace sentido pagar un precio superior por una empresa de calidad. En vez de comprar una empresa en problemas y esperar que haya un cambio, Charlie intentó invertir en empresas que tengan un alto retorno sobre el capital invertido. En el largo plazo, si una empresa logra invertir su capital disponible a una tasa superior a la de su costo de capital, la empresa está creando valor. Si no la hace, cada minuto que pasa la empresa está destruyendo valor para el accionista.
La cita “a great business at a fair price is superior to a fair business at a great price” 2es atribuida normalmente a Buffett, pero fue Charlie quien realmente lo dijo. Las buenas empresas normalmente tienen valuaciones más altas que el promedio, pero hace sentido pagar por la calidad.
: NO DIVERSIFICAR SI NO ES NECESARIO :
“(Modern investment management students) learn that the whole secret of investment is diversification, that is the mantra. They’ve got it exactly backward. The whole secret of investment is to find places where it’s safe and wise to non diversify. It’s just that simple. Diversification is for the know-nothing investor, it’s not for the professional.” 3
Cuando hablamos de invertir en acciones a largo plazo, mucho se habla de los beneficios de la diversificación. Charlie creía que la diversificación es algo fácil de obtener y que sirve para aquellos inversores no profesionales, los cuales pueden diversificar a través de un índice como el S&P 500 y también en el momento en el cual invierten, mediante compras programadas.
En cambio, el inversor profesional -por ejemplo, un portafolio manager de un fondo de inversión- debería buscar oportunidades donde tiene las chances a su favor y concentrar allí sus inversiones.
Los datos apuntan a que los beneficios de diversificación ya no mejoran cuando incrementamos mas allá de 25 acciones, y sin embargo, cada nueva inversión significa una empresa más a la cual seguir, estudiar y entender.
A su vez, cuantas más acciones tengamos más parecido va ser el rendimiento al de los índices, con lo cual no hace sentido el costo mental ni transaccional implícito.
: TENER PACIENCIA : “The big money is not in buying or selling, but in the waiting.” 4
Charlie siempre sostuvo que la primera regla para lograr el interés compuesto es no interrumpir innecesariamente la inversión y que no se necesita ser brillante para hacer dinero invirtiendo en los mercados financieros, sino tener un horizonte temporal más largo que el resto. No podemos controlar la dirección del mercado, pero sí podemos controlar nuestras expectativas. La forma más fácil de aumentar la probabilidad de éxito es alargar el plazo de la inversión.
Fuente: Brian Feroldi ebook
: SER TEMPERAMENTAL :
“If you’re not willing to react with equanimity to a market price decline of 50% two or three times a century, you’re not fit to be a common shareholder and you deserve the mediocre result you’re going to get.” 5
Morgan Housel, autor de The Psychology of Money, opina que la volatilidad de las acciones es el “precio” que los inversores deben pagar si quieren lograr buenos retornos en el largo plazo. Charlie compartía esta mentalidad y confiaba que había que pagar este precio. Opinaba que hay inversores muy inteligentes, pero que no logran sus objetivos de inversión por su falta de temperamento al enfrentarse a la volatilidad.
: INVERTIR DENTRO DE TU CÍRCULO DE COMPETENCIA :
“We have three baskets for investing: yes, no, and too tough to understand.” 6
Charlie no tenía problemas en dejar pasar inversiones si es que no entendía el negocio. En un mundo donde recibimos nuevas ideas de inversión continuamente, esta cualidad se vuelve muy valiosa.
Otra característica interesante que tenía Charlie era invertir los problemas difíciles; pensarlos al revés. De esta forma, en vez de buscar razones por las cuales invertir en una empresa, a veces es mejor buscar las razones por las cuales no tiene sentido invertir. El hecho de no entender del todo la empresa ya era un motivo válido para Charlie.
: APRENDER CONTINUAMENTE :
“Spend each day trying to be a little wiser than you were when you woke up.” 7
Charlie Munger y Warren Buffett son conocidos por dedicar mucho tiempo de cada día a simplemente sentarse a leer y pensar, algo que es infrecuente en el mundo empresarial de hoy en día.
Un cuento interesante es cuando una mala cirugía lo dejó ciego de un ojo, con el potencial de quedar totalmente ciego algún día. Frente a esta situación, la respuesta de Charlie fue “It’s time for me to learn Braille!”. Una demostración de su optimismo y su obsesión con aprender, cada día que vivió.
Charlie Munger ha sido admirado no solo por sus habilidades como inversor, sino también por su enfoque de vida integral y su ética.
Asamblea anual de Berkshire Hathaway , Omaha 2019. Crédito: Reuters.
Charlie Munger (1924 – 2023) Q.E.P.D.
Ec. Manuel Bordaberry
mbordaberry@paullier.com
______________________
1. A largo plazo, resulta difícil que una acción obtenga un rendimiento mucho mejor que el negocio que la respalda. Si el negocio genera un 6% de rendimiento sobre el capital durante 40 años y lo mantienes durante ese periodo, no lograrás obtener mucho más que un rendimiento del 6%, incluso si inicialmente lo compras con un gran descuento. En cambio, si un negocio genera un 18% de rendimiento sobre el capital durante 20 o 30 años, incluso si pagas un precio que parece caro, terminarás con un resultado extraordinario.
2. Un gran negocio a un precio justo es superior a un negocio regular a un precio excelente.
3. El verdadero dinero no está en comprar o vender, sino en la espera.
4. Si no estás dispuesto a reaccionar con ecuanimidad ante una disminución del 50% en el precio del mercado dos o tres veces por siglo, no estás capacitado para ser un accionista común y mereces el resultado mediocre que obtendrás
5. Tenemos tres categorías para invertir: sí, no y demasiado difícil de entender.
6. Los estudiantes modernos de gestión de inversiones aprenden que todo el secreto de la inversión es la diversificación, ese es el mantra. Lo tienen completamente al revés. Todo el secreto de la inversión es encontrar lugares donde sea seguro y sabio no diversificar. Es tan simple como eso. La diversificación es para el inversor que no sabe nada, no para el profesional.”
7.Pasa cada día tratando de ser un poco más sabio de lo que eras cuando te despertaste.
El éxito de una inversión financiera depende en parte de las circunstancias del mercado y en parte de la estrategia aplicada. Aún con estrategias pasivas es importante la revisión de la misma en el largo plazo, para asegurar que cumpla con los objetivos definidos y se ajuste al riesgo tolerado.
La diversificación es el proceso de distribuir las inversiones en varios tipos de activos, buscando aumentar la probabilidad de que el portafolio pueda sobrellevar la volatilidad de los mercados. La asignación de activos (asset allocation) es la selección de una combinación apropiada y pesos relativos de los diferentes tipos de activos, divisas y zona geográficas en un portafolio de inversión, según el perfil de riesgo del inversor.
Debido al desarrollo normal de los mercados, los porcentajes definidos en la asignación de activos va cambiando en el tiempo, generando desequilibrios. El rebalanceo consiste en devolver a la cartera la asignación de activos original, según el perfil de riesgo que se había definido y los objetivos de la inversión.
La diversificación no funciona sin una asignación de activos coherente y a su vez ésta no funciona sin un seguimiento y rebalanceo, es necesario llevar a cabo las tres acciones conjuntamente para una correcta planificación financiera. La planificación financiera no es un evento único en el tiempo, sino un proceso que debe ser revisado y corregido en la medida de que surja nueva información o cambien las circunstancias.
¿Por qué es tan importante rebalancear?
En primer lugar, la importancia radica en mantenerse fiel al portafolio definido. No rebalancear hace que el portafolio se vaya transformando y deformando, pudiendo convertirse en uno que no cumple con el perfil de riesgo o los objetivos del inversor.
Por otra parte, está ampliamente demostrado lo difícil que es encontrar el “timing” perfecto del mercado para entrar y salir de los activos en el momento más conveniente. El rebalanceo constante en el tiempo, si bien no asegura una mejor rentabilidad, supone dejar de lado las emociones y no guiarse por modas o tendencias sino comprometerse a cumplir con el plan de inversión definido, apuntando a que la volatilidad del portafolio esté siempre en el rango tolerado por el inversor.
¿Cuándo debemos rebalancear? Hay distintos criterios para llevar a cabo el rebalanceo, siendo el más frecuente el criterio temporal, aquel por el cual cada determinado tiempo se revisa la cartera y se la compara con el plan inicial para llevar a cabo los ajustes correspondientes. Aquí hay que tener en cuenta que los cambios a realizar justifiquen los costos de las transacciones e impuestos asociados para que el rebalanceo tenga sentido y no perjudique la rentabilidad de la cartera. Otro criterio comúnmente utilizado es el porcentual, este es un poco más complejo y a su vez preciso que el anterior, implica que cada vez que un tipo de activo exceda en determinado porcentaje la asignación definida (generalmente 5% o 10%) se haga el rebalanceo.
¿Cómo se rebalancea? La forma intuitiva es vender lo que esté por encima del porcentaje asignado inicialmente a determinado tipo de activo para, con esos fondos, comprar lo que esté por debajo y así volver al plan de inversiones definido inicialmente. Otra alternativa sería realizar un nuevo aporte de capital y distribuirlo en las clases de activos existentes de manera de llevar los porcentajes de cada uno hacia la idea original. Cabe destacar que estas formas de rebalanceo no son excluyentes entre sí, sino que pueden perfectamente complementarse.
Por último, ¿por qué es mejor estar correctamente balanceado, que defensivo? Las decisiones de asignación de activos debidamente diversificadas tienen mayor probabilidad de éxito en una amplia gama de escenarios de mercado, comparadas con tratar de adivinar un desenlace específico del mercado y luego invirtiendo acorde a que el mercado se comporte de esa manera.
El rebalanceo devuelve a la cartera la asignación de activos definida en un inicio, acotando el componente emocional de las decisiones.
“The beauty of periodic rebalancing is that it forces you to base your investing decisions on a simple, objective standard.”
Invertir es un proceso complejo que va más allá del análisis de números y rendimientos. La psicología juega un papel crucial en la toma de decisiones: experiencias y factores emocionales inciden sobre nuestra aversión al riesgo, definiendo así, nuestro Perfil.
Si bien muchos pueden analizar los datos de una empresa y evaluar si es una buena inversión, no todo el mundo puede tolerar estar invertido en ella, con las fluctuaciones que pueda tener su valuación.
Nuestro comportamiento y nuestros objetivos definen el Perfil de riesgo, y éste debe definir nuestra Estrategia, eso es, la composición de nuestro Portafolio de inversión.
EL PERFIL DE RIESGO
El “Perfil de riesgo” del inversor resume su disposición y capacidad para asumir riesgos. Este puede variar a lo largo de los años, según experiencias, o según cual sea el objetivo con ese capital ahorrado. Quizás tengamos tolerancia a la volatilidad, pero vamos a necesitar esos fondos en el corto plazo, entonces no tiene sentido asumir mas riesgo; o por el contrario, puede que estemos armando un portafolio para el largo plazo pero las fluctuaciones de precio nos afectan, y preferimos algo de menor retorno y menor volatilidad.
En el sector financiero suelen utilizarse cuestionarios que ayudan al asesor a interpretar cual es el perfil de cada cliente, y por tanto, poder ofrecerle un portafolio acorde.
En Uruguay, el regulador -Banco Central- exige a las instituciones financieras asignar un Perfil y Estrategia a cada cliente, y monitorear que ésta no se desvíe, es decir, que no invierta con un riesgo mayor al que está dispuesto a tolerar. Con esto se busca proteger al inversor, que a veces no tiene conocimiento de los riesgos asociados a cada inversión, y simplemente confía en su asesor, o en algún amigo, y cualquiera de ellos puede tener las mejores intenciones, pero una aversión al riesgo distinta de la suya. Nosotros hemos definido cuatro Perfiles de riesgo, cada uno con su Estrategia, en los cuales categorizamos a los clientes: Conservador, Moderado, Dinámico, y Crecimiento.
LA ESTRATEGIA DE INVERSIÓN
Cuando hablamos de Estrategia nos referimos a cómo distribuimos el portafolio entre las diferentes clases de activos; que porcentaje invertimos en acciones, en bonos, en inversiones alternativas y/o money market.
Si bien dentro de cada categoría puede haber activos más o menos riesgosos (por ejemplo, no es lo mismo comprar acciones del S&P 500 que de 1 empresa pequeña), normalmente las Estrategias Conservadoras están asociadas a una mayor proporción de bonos de buena calidad crediticia y efectivo, y las Estrategias que denominamos “Crecimiento” se asocian con una mayor proporción de acciones.
Como hemos comentado en nuestro artículo “¿Llegó el momento de la Renta Fija?” las circunstancias del mercado cambian, y los porcentajes que se asignan a los distintos tipos de activos pueden también sufrir modificaciones. De todas formas, siempre se mantendrán diferencias relativas, entre las distintas Estrategias.
Estrategia Conservadora: Prioriza la conservación del capital y la liquidez por sobre la rentabilidad. Está centrada en Bonos de buena calificación crediticia (con grado inversor o mejor), Fondos de Renta fija, y Letras de Tesorería.
Estrategia Moderada: Prioriza la conservación del capital por sobre la rentabilidad, pero con una perspectiva de mediano o largo plazo, tolerando variaciones en el corto plazo. Abarca variedad de instrumentos, entre ellos Bonos, Fondos de Renta fija, Fondos de Acciones, Letras de Tesorería, etc.
Estrategia Dinámica: Prioriza la rentabilidad de largo plazo, admitiendo volatilidad en el corto plazo, así como inversiones de menor liquidez. Abarca amplia variedad de instrumentos financieros, con foco en Acciones, Commodities, Bonos y Fondos que inviertan en estas categorías.
Estrategia Crecimiento: Su objetivo es maximizar el crecimiento del capital a largo plazo, con una rentabilidad igual o superior al mercado accionario, tolerando la volatilidad. Admite todo tipo de instrumentos; normalmente tendrá foco en Acciones, Fondos de acciones, balanceados, o de alternativos, así como Opciones o Futuros.
Una estrategia no es mejor o peor que otra, sino que es adecuada o no, para cada inversor, en cada etapa de su vida. Es tanto o más importante discernir cual es el Perfil de inversión de nuestro cliente, como lo es analizar y seleccionar los mejores activos dentro de cada categoría, y los porcentajes de asignación según cada estrategia.
Creo que el inversor ideal debería tener varias cualidades. Por un lado, contar con un conocimiento básico de matemática, estadística y probabilidad. También conocer sobre la historia y sobre cómo funciona el mundo de hoy en día. Además, entender sobre los mercados financieros y sobre los distintos retornos y riesgos asociados a cada clase de activo.
Pero por otro lado -y seguramente la cualidad más importante-, necesita dominar su propio comportamiento; saber manejar las emociones. Peter Lynch una vez comentó que “al final del día, no es el mercado de valores y ni siquiera las propias empresas las que determinan el destino de un inversor; es el inversor.”
Seguramente estemos en el mejor momento en la historia para ser un inversor individual. Gracias a los avances de la industria financiera, hoy se ha democratizado el acceso a las inversiones, se han incrementado la cantidad de productos disponibles y los costos han disminuido dramáticamente. A su vez, el acceso a la información está al alcance de la mano. Pero esta facilidad de inversión es un arma de doble filo.
En un mundo donde hay abundancia de información, infinitas alternativas de inversión y donde es muy fácil transaccionar, lo más importante es lograr separar el ruido y las emociones para tomar buenas decisiones de inversión. ¿Pero cómo? Tal vez, dominando el sesgo de acción.
Encontramos una buena comparación en los goleros de fútbol. Un estudio publicado en la Revista de Psicología Economica (2007), muestra como a pesar de que tienen más probabilidad de atajar un penal si se quedan quietos en el centro, en el 94% de los casos no lo hacen, ya que están incentivados a actuar. Pueden leer más aquí.
El sesgo de acción es la presión emocional de “hacer algo” frente a hechos relevantes. Con la abundancia y velocidad de la información, la realidad es que caemos en la trampa de que está pasando algo relevante todos los días y por ende, “debemos actuar”. Como las inversiones generalmente tienen precios diarios o en tiempo real, los movimientos de los activos pueden presionarnos a actuar. Esto no sucede con activos privados donde no hay una cotización todos los días, como una empresa privada o un inmueble.
Es muy difícil evitar este sesgo, ya que no hacer nada es contraintuitivo. En muchas áreas te premian por actuar, pero no en el mundo de inversiones. Si querés mejorar tu estado físico, tenés que moverte. Si querés mejorar en un deporte o instrumento musical, tenés que practicar. Pero si querés mejorar como inversor seguramente lo mejor es no hacer nada.
Este slogan resume la idea en pocas palabras.
*Tomado de FUNDSMITH, una gestora de fondos de inversión del Reino Unido enfocada en acciones.
Un tipo de sesgo de acción es el FOMO (por sus siglas en inglés “Fear Of Missing Out”). Esto es cuando tomamos decisiones emocionales, sobrevalorando el potencial de una nueva idea de inversión, y muchas veces pagando un precio más alto para no “quedarnos afuera”.
En un mundo en el cual las nuevas ideas de inversión son compartidas rápidamente, como la inteligencia artificial o las criptomonedas, no tener miedo de perderse de una inversión es muy importante. Esto es más difícil de lograr cuando escuchamos cuentos de como otros inversores están ganando mucho con alguna inversión puntual, y no nos queremos quedar afuera de la oportunidad.
Algo que puede ayudar es tener claro nuestro objetivo. Una acción puede estar apreciándose exponencialmente, pero el mercado accionario es una misma cancha donde juegan distintos tipos de jugadores. Tal vez los compradores de esta acción tengan un horizonte de inversión de corto plazo. Lo importante es tener claro nuestro propio horizonte de inversión, y no confundir señales de otros jugadores del mercado que capaz tienen un horizonte distinto al nuestro. Tener un plan y automatizar nuestras inversiones puede ayudar tambien.
Una buena inversión no se trata necesariamente de tomar buenas decisiones. Se trata de no cometer errores constantemente.
Morgan Housel
Tener paciencia y resistirnos a la tentación de tomar acciones innecesarias no significa no actuar nunca. Warren Buffett, es un buen ejemplo. Hay una buena comparación que dijo una vez, que invertir es como un partido de béisbol en el cual no te penalizan por quedarte quieto si la pelota no viene directo al bate; donde podes esperar la oportunidad. Buffett es conocido por pensar, analizar y comparar inversiones por mucho tiempo, pero cuando encuentra una inversión donde cree que tiene las chances a su favor, invierte decididamente: “las oportunidades vienen infrecuentemente. Cuando llueve oro, saca el balde, no el colador“.
La industria financiera se ha transformado en un arma de doble filo, en el cual si logramos controlar nuestras emociones, es el mundo ideal de inversión.
“(El Mercado) no te paga por la actividad, solo te paga por tener razón.”
En la actualidad los inversores son cada vez más conscientes de la importancia de apoyar a empresas que además de rentabilidad económica, consideren factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por su sigla en inglés) para desarrollar su negocio. Las tambien denominadas inversiones responsables, se definen como una estrategia y práctica para incorporar los mencionados factores en las decisiones de inversión y se enmarcan en los Principios de Inversión Responsable (PRI) definidos por las Naciones Unidas. Este organismo busca diseñar un “mapa de ruta” para lograr mercados sostenibles que contribuyan a la prosperidad del mundo en su conjunto.
¿Por qué surge este movimiento?
En primer lugar, los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) pueden afectar el rendimiento de las inversiones, ya que forman parte de los riesgos de las empresas y pueden representar un alto costo a futuro. A modo de ejemplo, estos son algunos de los riesgos que se buscan mitigar:
Ambientales
Sociales
Gobierno Corporativo
Cambio climático, mala gestión de residuos, agotamiento de los recursos, contaminación.
Violación de derechos humanos, trabajo infantil, formas modernas de esclavitud, malas condiciones laborales.
Corrupción o sobornos, discriminación, maquillaje contable, evasión fiscal.
Los inversores actualmente buscan mayor transparencia respecto a cómo se invierte su dinero; las inversiones que contemplan estos aspectos son parte de la demanda del mercado.
Tambien los Gobiernos y autoridades se preocupan cada vez más por la consideración de factores ESG. Un ejemplo de esto es el “Acuerdo de Paris” firmado por 196 países, que entró en vigencia en 2016, con el objetivo de reducir el calentamiento global. Esto implica que los países inviertan y promuevan inversiones que les permitan cumplir con dichos compromisos.
¿Qué herramientas tenemos como inversores?
Así como existen calificadoras de riesgo que evalúan empresas y países y asignan un rating a las emisiones de bonos, hay tambien varias empresas que miden y asignan puntajes de ESG. Usualmente los puntajes van de 0 a 100, mayor puntaje implica mejor desempeño en estos aspectos.
En términos de normativa, en 2021 la Unión Europea estableció el marco regulatorio SFDR (Sustainable Finance Disclosure Regulation), con el objetivo de que se proporcione a los inversores, información más clara y transparente, sobre cómo los productos financieros contemplan los criterios de ESG.
Los Fondos de Inversión incorporan esta normativa catalogando sus productos en 3 niveles:
Artículo 6: “sin objetivos de sostenibilidad”. Es decir, productos de inversión que no consideran riesgos ESG o que se declaran expresamente como “no sostenibles”.
Artículo 8: que “promueven iniciativas sociales y ambientales junto con los objetivos de resultados tradicionales”. Esto quiere decir que, a pesar de no contar con un objetivo sostenible específico o definido, sí buscan promover las llamadas características ESG.
Artículo 9: “con objetivos explícitos de sostenibilidad”. Son todos aquellos productos de inversión que cuentan con un claro objetivo de sostenibilidad que deberán reflejar, así como la forma en la que se está buscando conseguirlo.
La calificación de cada producto se puede ver en el folleto del mismo o la página web del Fondo.
¿Cómo afecta todo esto a nuestras decisiones de inversión?
La principal ventaja como inversores es, mayor información para la toma de decisiones. Se destaca la transparencia como el punto más relevante. El conocimiento nos permite alinear nuestras inversiones con nuestras prioridades. A su vez, los negocios sostenibles suelen mejorar sus procesos internos y externos, optimizar recursos, gestionar riesgos. Se consolida y logra impactar positivamente a toda la sociedad.
El siguiente gráfico muestra la evolución del índice S&P junto con la de S&P ESG. Este último es un índice ponderado por capitalización de mercado, que busca medir el desempeño de empresas que cumplen con criterios de sustentabilidad, manteniendo ponderaciones de grupos industriales similares a las del S&P 500.
Cabe mencionar que si bien hay muchos estudios que afirman que las prácticas ESG tienen una correlación positiva con los resultados de las empresas en el largo plazo, el enfoque aplicado en los mismos varía y no hay una relación directa que se refleje en los precios de sus acciones, sino que depende del mercado en el cual operan. Sí podemos afirmar que en diversos sectores, el cumplimiento de normas de ESG reduce el riesgo del negocio y coloca a la empresa en una posición más competitiva respecto a aquellas que no cumplan con dichas normas.
“No hay diferencia entre un pesimista que dice: ‘..es inútil, así que no te molestes en hacer nada‘, y un optimista que dice ‘No es necesario hacer nada, todo va a estar bien’. En ambos casos, nada sucede.”
Yvon Chouinard, fundador y CEO de Patagonia (compañía que incorpora la sustentabilidad desde su misión)
El mercado financiero ofrece una variedad de instrumentos de inversión que se adaptan a distintos perfiles de riesgo y objetivos. Entre ellos, los productos de corto plazo, tambien denominados “money market”.
Los Treasury Bills de Estados Unidos, y las Letras de Regulación Monetaria Uruguayas se destacan como opciones atractivas para inversores que buscan seguridad, liquidez y una rentabilidad modesta. En este artículo, exploraremos cada uno de estos instrumentos financieros y analizaremos sus cualidades y beneficios.
Este tipo de instrumentos suele utilizarse para diversificar una cartera de inversiones, actuando como un componente de corto plazo en combinación con otras inversiones de mayor riesgo.
Tambien suelen ser utilizados para el manejo de la tesorería de las Empresas, dada la previsibilidad que permiten tener sobre los flujos futuros.
Por su parte, las instituciones financieras suelen utilizar estos instrumentos como herramienta para invertir sus excedentes de liquidez de manera segura y con una rentabilidad acorde.
Treasury Bill de Estados Unidos: La seguridad del gobierno federal
Los Treasury Bills (comúnmente llamados Tbills) son instrumentos de deuda de corto plazo emitidos por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos para financiar las operaciones del gobierno y cubrir necesidades temporales de efectivo.
Cualidades y beneficios:
Seguridad soberana Los Tbills son respaldados por el gobierno de los Estados Unidos, lo que los convierte en una de las inversiones más seguras y de menor riesgo en el mercado financiero en Dólares.
Liquidez Los Tbills son altamente líquidos y pueden venderse muy fácilmente en el mercado secundario antes de su vencimiento, sin penalidades.
Diversificación Son una opción atractiva para equilibrar una cartera de inversiones, especialmente para quienes buscan activos de bajo riesgo y con rendimientos estables. Ademas ofrecen una amplia variedad de plazos, adaptandose a las necesidades de cada uno.
Letra de Regulación Monetaria en pesos uruguayos: Manejando la liquidez
Las Letras de Regulación Monetaria (LRM) son instrumentos financieros emitidos por el Banco Central del Uruguay como parte de su política monetaria para regular la liquidez en el sistema financiero y controlar la inflación. Son instrumentos de corto plazo, equivalentes a los Tbills americanos, pero denominados en pesos uruguayos.
Cualidades y beneficios:
Adaptable a sus necesidades El BCU suele ofrecer distintos vencimientos para las Letras en el mercado primario: 1 mes, 3 meses, 6 meses, 1 año, 2 años. Además en el mercado secundario se puede acceder a cualquier otro vencimiento intermedio. Esto permite al inversor ajustar los vencimientos a sus necesidades.
Seguridad Las LRM son consideradas inversiones de muy bajo riesgo, ya que están respaldadas por el Banco Central, que es quien emite los pesos uruguayos.
Evitar la perdida de valor Por efecto de la inflación, si mantenemos nuestros ahorros en pesos, los mismos pierden poder de compra cada día. Invertir el letras permite contrarrestarlo, y generar una rentabilidad en términos reales.
En el actual panorama financiero, resulta sumamente atractivo considerar la inversión en este tipo de productos de corto plazo. Esto se debe a que los Bancos Centrales, en su afán por controlar la inflación, han implementado un aumento significativo en las tasas de interés. Como consecuencia, estos productos presentan actualmente tasas atractivas.
En conclusión, los productos “money market” ofrecen a los inversores una combinación de seguridad, liquidez y una rentabilidad razonable. Estos instrumentos financieros son ideales para aquellos que buscan proteger su capital, poder acceder rápidamente a su dinero y mantener una inversión con bajo riesgo.
NOTA: Los rendimientos mencionados en este artículo corresponden al 04/07/2023. Son rendimientos brutos de mercado, tomados de fuentes que consideramos confiables. El propósito es únicamente facilitarle información sobre las alternativas disponibles en el mercado, y no se la debe considerar como una guía general de inversión.
Durante la última década vivimos en un mundo financiero de tasas cercanas a cero, donde los inversores tenían básicamente tres opciones:
Seguir invertidos de la misma manera, y aceptar que los rendimientos iban a ser históricamente bajos.
Incrementar el riesgo de sus inversiones en la búsqueda de mejores rendimientos.
Liquidar sus inversiones y esperar a un mejor momento para invertir, con el riesgo de perderse años de ganancias.
Ninguna opción parecía muy atractiva y específicamente invertir en renta fija tenía un riesgo asimétrico; relativamente poco para ganar si las cosas andaban bien y mucho para perder si en algún momento las tasas se normalizaban. Esto sucedió en el último año y medio, las tasas de interés fueron aumentadas a una velocidad sin precedentes para lograr controlar la inflación.
Como consecuencia, el bono americano a 10 años cayó casi 18% en el 2022, y el Bloomberg Global Aggregate Bond Index lo hizo en más de 16%.
La otra cara de la moneda es que hoy podemos acceder a rendimientos atractivos en la renta fija a lo largo de toda la curva y del riesgo crediticio que queramos. Desde treasury bills americanos de corto plazo que rinden arriba de 5%, a bonos grado inversor cerca del 7% y hasta bonos high yield con rendimientos cercanos al 9%. Hoy se pueden armar portafolios de inversión que cumplan nuestros objetivos de inversión sin la necesidad de salirse de las inversiones tradicionales y hasta conseguir rendimientos cercanos a los que históricamente encontrábamos en el mercado accionario invirtiendo en bonos high yield.
El argumento no es en contra de las inversiones en acciones. La inflación está en caída, la Fed ha dejado de aumentar las tasas por primera vez en 15 meses este mes (Junio 2023) y las revisiones apuntan a que tal vez ni siquiera haya una recesión como se esperaba. Todo esto, sumado al empuje por parte del interés de los inversores en áreas vinculadas a la inteligencia artificial, apunta a un buen momento para las acciones. Estás han sido y serán buenas inversiones de largo plazo, sin embargo, es imposible pronosticar la dirección del mercado accionario en el corto plazo.
A modo de ejemplo, los analistas esperaban a principios del 2022 que a fin de año el S&P 500 tuviera una suba de 9,60%, que la inflación sea del 3% y que la tasa de la Fed estuviera en 0,75%. La realidad; el S&P 500 cayó -18%, la inflación fue del 7% y la Fed subió la tasa de interés a 4,50%.
Estos eran los pronósticos de la empresas más grandes de Wall Street a principios de este año:
Hoy el S&P 500 está cerca de los 4.400 puntos, por encima de todos los pronósticos salvo el de Deutsche Bank, y todavía queda la mitad del año. En el corto plazo, el humor de los inversores es quien dicta los movimientos del mercado, y como dijo Ben Graham “en el corto plazo el mercado accionario es una máquina de votación”. Además, en el corto plazo lo que mueva al mercado pueden ser acontecimientos que hoy no estamos viendo, como lo fue la pandemia en el 2020. El riesgo es lo que no vemos.
Los bonos por su parte, son un activo esencialmente distinto a las acciones. Sus resultados son contractuales entre el acreedor y el deudor, lo cual lo hacen más predecibles. Si el deudor no honra su contrato, el acreedor puede ir contra la empresa o contra las garantías que puede tener el contrato como colateral. Esto hace que hoy en día la relación del riesgo y retorno de invertir en renta fija sea muy atractiva con respecto a la renta variable.
Por otra parte, las acciones no siempre le ganan a los bonos, y esto hace sentido. Si siempre le ganaran, no habría riesgo de invertir en el mercado accionario.
La volatilidad de las acciones en el corto plazo es el precio que debemos pagar por mejores resultados en el largo plazo, y eso significa que en algunos períodos las acciones no logren ganarle a los bonos.
¿Cuan frecuente es que los bonos de largo plazo tengan mayor rendimiento que a las acciones? Tomamos distintos periodos de tiempo:
Color verde: Veces que los bonos superan a las acciones.
Un último punto a favor de los bonos es la diversificación que otorgan a un portafolio. Durante años, con tasas por el piso, los bonos no aportaron mucha diversificación y se movían en conjunto con las acciones. Muchos inversores se acuerdan del periodo de la burbuja de las DotCom y como el S&P 500 cayó -9,03%, -11,85% y -21,97% en el 2000, 2001 y 2002 respectivamente. Lo que pocos recuerdan es que el bono americano a 10 años tuvo una performance de +16,66%, +5.57% y +15,12% en esos años. Los frutos de la diversificación se vieron plasmados en esos años y hoy en día en un escenario en el cual la economía sea golpeada, los bonos pueden volver a ayudar.
Cada inversor tiene una situación financiera y un apetito por el riesgo particular. Hoy en día, para un perfil conservador o para el manejo de la liquidez, los productos money market ofrecen tasas por encima del 5%. Para un perfil más riesgoso, las inversiones en bonos high yield ofrecen una rentabilidad históricamente similar a la del S&P 500. En el medio, tenemos un abanico de opciones con distintos plazos y riesgos crediticios. El mercado de renta fija ofrece alternativas para todos los gustos, ¿será tal vez el momento de aumentar la exposición a esta clase de activo?
“El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas.”
La mayoría de los inversores tienen o han tenido en algún momento acciones individuales en sus portafolios. Ser accionista de empresas las cuales creemos que tienen buenas perspectivas y de las cuales valoramos sus productos o servicios tiene un valor agregado frente a otras inversiones más “aburridas”.
Pero invertir en acciones individuales no es tan fácil como parece.
En un estudio hecho por J.P. Morgan entre 1980 y 2014, encontraron que:
El 40% de las acciones pierden dinero para un inversor.
El 64% no logra superar el rendimiento del mercado accionario.
El 7% explica casi el 100% del rendimiento total del mercado.
Imagínense que elegimos una canasta de 100 acciones que creemos que tienen buenas perspectivas. Ahora imagínense que vamos a perder dinero con 40 de estas, y vamos a ver como la mayoría (64 acciones) no logran superar el rendimiento del mercado. A todo esto, 7 empresas lograrán un rendimiento tan extraordinario, que debemos no tentarnos de venderlas.
Esto es lo que pasa detrás de un fondo o índice como el S&P 500. Al invertir en un fondo de forma diversificada, todo esto ocurre detrás de escenas. No nos tentamos en realizar ganancias de las empresas ganadoras. No nos importa que la mayoría de las inversiones sean relativamente malas. Y no sufrimos perder dinero en casi la mitad de las inversiones.
Esto no quiere decir que invertir en acciones individuales sea mejor o peor que invertir en un fondo o índice diversificado, sino que para hacerlo de forma efectiva lo más importante será psicológicamente poder convivir con esos resultados.
Hay otro punto. Varios inversores aseguran que pueden soportar una caída de 10%, 20% o 30% en su inversión. Pero en gran parte lo que sugieren es que si el mundo se mantiene igual a como está hoy, y su portafolio cae en esos porcentajes, pueden soportar una caída de esa magnitud.
El problema es que generalmente cuando esto ocurre es porque hay una pandemia, o porque hay una guerra, o porque el sistema financiero está por colapsar. Es difícil mantener la calma en un escenario así y empezamos a dudar de las inversiones puntuales que hemos hecho.
Estar invertido en un fondo o índice, que ha soportado estos tipos de acontecimientos hace que sea más fácil convivir con estas caídas. Esto hace que logremos estar invertidos por más tiempo, que al final del día será el factor más importante en el resultado de nuestras inversiones.
“Al final del día, no es el mercado de valores y ni siquiera las propias empresas las que determinan el destino de un inversor, es el inversor.“
Hace poco Howard Marks, un reconocido inversor y cofundador de Oaktree Capital Management, escribió un memo a sus clientes titulado “Sea Change” en el cual habla sobre cómo el mundo de inversiones ha cambiado recientemente, respecto a los últimos 13 años.
Durante años vivimos en un ambiente en el cual tuvimos perspectivas económicas positivas, políticas monetarias expansivas por parte de los principales bancos centrales, tasas de interés cercanas a cero, sin inflación relevante, e inversores complacientes, optimistas y con miedo de quedar afuera del “rally” del mercado.
Hoy estamos en un escenario totalmente opuesto: se espera una recesión, la política monetaria es contractiva, los costos de financiación han subido rápidamente, la inflación llegó a máximos de los últimos 40 años, y se respira cierto pesimismo entre los inversores.
¿Cómo debemos responder a estos cambios como inversores? Según Howard Marks debemos adaptarnos, y no es el único que piensa igual.
Morgan Housel, autor de The Psychology of Money, hace poco habló sobre un nuevo término: “Mental Liquidity“. Lo define como la habilidad de abandonar rápidamente una creencia cuando el mundo cambia o cuando conocemos nueva información. Parece intuitivo, pero cambiar de opinión es difícil porque es más fácil convencerte que estás en lo cierto que admitir que estas errado.
Está claro que debemos adaptarnos a este nuevo mundo de inversión, pero ¿cómo? Algunas ideas.
En primer lugar, tal vez debamos mantenernos en las inversiones tradicionales. Durante años, en un mundo de tasas bajas, la forma de incrementar los rendimientos fue aumentando el riesgo buscando inversiones alternativas a las tradicionales. Hoy en día no es necesario buscar rentabilidad en activos ilíquidos o en estrategias complejas. El mercado de renta fija y de renta variable ofrecen buenas perspectivas y en un mundo donde los costos de financiación aumentaron mucho y rápido, hay un riesgo adicional en mantener inversiones que requieren de un apalancamiento financiero.
Dentro de las inversiones tradicionales, tal vez debemos ponderar más la renta fija en los portafolios. Ya no es necesario cargar los portafolios con inversiones más riesgosas para obtener los resultados que buscamos, e invirtiendo en renta fija podemos obtener resultados que fueron imposibles en los últimos años.
Por ejemplo, en los últimos años con tasas cercanas a cero, se emitieron varios bonos de baja calidad crediticia “high yield” con rendimientos entre 3-4%. Estas mismas emisiones hoy rinden cerca de 8%. Aunque ocurran algunos defaults, un portafolio de bonos high yield diversificado debería obtener rendimientos similares a los encontrados normalmente en el mercado accionario.
Hoy encontramos especialmente atractivo invertir en instrumentos de muy corto plazo, con los treasury bills americanos rindiendo arriba de 5% a plazos menores a 1 año.
Pero por otro lado, solo concentrarse en el corto plazo y no invertir en el resto de la curva de bonos tiene dos riesgos que se deben considerar:
– Riesgo de tasas de interés – Riesgo de reinversión
Gráfico1: Rendimiento actual de los treasury bills a distintos plazos: invertir a 3 meses rinde mas de 5%, invertir a 10 años rinde 3.40%.
Riesgos tasa de interés: El año pasado las tasas aumentaron rápidamente y los bonos se vieron perjudicados.
Pero en un escenario donde la recesión se materialice y los bancos centrales deban bajar la tasa de interés, los bonos de largo plazo serán los que logren una buena performance y amortigüen los portafolios.
Riesgo de reinversión: Una vez finalizado el periodo de inversión en el corto plazo con tasas del 5%, no sabemos que tasas podremos conseguir para reinvertir nuestros fondos.
Entonces, también tiene sentido atarnos a una tasa de largo plazo, si eso logra cumplir nuestro objetivo de inversión.
Grafico 2: Cómo se han desempeñado los bonos del tesoro americano de largo plazo, en los años en que el mercado accionario cayó, desde 1929. En el 80% de los casos los bonos tuvieron desempeño positivo, y en el 27% de los casos, la ganancia incluso superó la baja en las acciones.
Por el lado de las acciones, tal vez debamos ponderar más a las empresas rentables y con buenos balances financieros. Con los costos de financiación más normalizados, las empresas precisan tener un buen balance y generar efectivo desde sus operaciones para no depender de los mercados de capitales para acceder a su financiación.
Entonces, ¿mejor las acciones “value” que las acciones “growth”? Según Terry Smith, portfolio manager del Fundsmith Equity Fund, no tiene sentido la distinción, ya que si una empresa puede reinvertir sus ganancias a una buena tasa de interés que lo haga y sino que los distribuya, pero eso no va a decidir si la empresa es de buena calidad o no.
Howard Marks comenta que es lógico creer que las estrategias que sirvieron en los últimos 13 años no serán las mismas que para los próximos; creo que está en lo cierto.
“Tus más fuertes convicciones son las que tienen la mayor probabilidad de estar equivocadas o incompletas, porque son las creencias más difíciles de desafiar, actualizar o abandonar si fuera necesario.”
Llega el final del año y va quedando atrás lo que será un año histórico y atípico para los mercados financieros. Para poner en perspectiva el 2022:
Desde 1928 solamente hubo tres años en los cuales el S&P 500 y el bono del Tesoro Americano a 10 años tuvieron un retorno negativo simultáneamente. Este va a ser el cuarto, y el único en el cual cayeron más de 10% al mismo tiempo.
Es el peor registro en la historia para el mercado de bonos, con el bono del Tesoro Americano abajo cerca de 14% en el año.
Con el año ya casi en el retrovisor, ¿qué podemos aprender como inversores?
Un par de ideas.
>>>La realidad sobre los pronósticos de corto plazo. Un año atrás, se esperaba que la inflación fuera transitoria, desacelerándose a 3% en el 2022 y las expectativas de la tasa de la Fed eran de 0,75% para fin de año. Hoy estamos con una inflación de más de 7% anual en los EE.UU y la Fed acaba de aumentar la tasa de interés al rango 4.25% – 4,50%.
El nivel objetivo promedio del S&P 500 por parte de los analistas era de 5.225 puntos, una suba de 9,60% en el año. Hoy el índice está abajo cerca de -19%.
Warren Buffett dijo una vez que “No tenemos, nunca tuvimos y nunca vamos a tener una opinión acerca de la dirección del mercado accionario, las tasas de interés o de la actividad económica de acá a un año”.
Lo que argumenta Buffett es que no tiene sentido esforzarse en pronosticar lo que va a suceder en los próximos 12 meses. Pero entonces, ¿en que deberíamos focalizarnos?
>>> Focalizarnos en lo que podemos controlar. Intuitivamente, lo que podemos controlar como inversores es en qué activos invertimos. Cuales empresas, deuda y fondos de inversión elegimos dentro del abanico de alternativas que ofrece el mundo financiero. Pero tal vez más importante aún, podemos focalizarnos en nuestro nivel de ahorro y en nuestro comportamiento como inversor. Estas dos variables están en nuestro control y seguramente sean más significativas para nuestro futuro que muchas otras.
Puntualmente, este año es un ejemplo de porqué deberíamos tener un fondo de emergencia. En un año como el 2022 lo único que no queremos como inversores es estar forzados a liquidar activos financieros para cubrir emergencias, y la utilidad de tener un fondo para cubrir imprevistos solo se valora en años como este.
>>> Utilizar el 2022 como una prueba.
Varios inversores argumentan que pueden soportar caídas grandes de sus portafolios, pero esto es más fácil decirlo que hacerlo. Cuando las cosas van bien es fácil pensar que si sigue todo igual y mi portafolio cae 20% no me voy a preocupar. Pero es distinto cuando realmente se vive en carne propia una caída así y las noticias son sobre una inflación insostenible, posible recesión económica y guerra en Europa.
Entonces, ¿para qué podemos usar el 2022? Tal vez sirve como un termómetro para medir realmente cuánto riesgo podemos soportar, y cuánta pérdida estamos dispuestos a aceptar por retornos a futuro. Luego, podemos ajustar nuestras inversiones acorde a nuestro nivel de aversión al riesgo.
Con unas pocas semanas para finalizar el año, los analistas han comenzado a compartir sus informes sobre que esperar para el 2023 en los mercados financieros. Pero si recordamos el primer punto de este artículo, debemos agarrar estos con pinzas.
No sabemos exactamente qué pasará el año que viene, pero podemos extender un poco el plazo, y ver históricamente que pasó en periodos similares: En las otras tres ocasiones en las cuales los bonos y acciones en EEUU cayeron simultáneamente, los rendimientos promedio anualizados de los siguientes tres años fueron de +14,6% para el S&P 500 y de +6,1% para el bono del Tesoro Americano a 10 años.
Por otro lado, hoy en día podemos aprovechar las tasas del mercado de renta fija para lograr nuestros objetivos, y conseguir rendimientos sólidos sin la necesidad de cargar los portafolios con inversiones más riesgosas. Esto fue difícil de lograr durante la última década.
De cara al 2023 y a los siguientes años, tal vez podamos usar el 2022 como un año ejemplar para focalizarnos en lo que realmente importa y ajustar los portafolios para cumplir con nuestros objetivos financieros.
“Es más fácil evaluar si algo es frágil, que intentar predecir la ocurrencia de un evento que pueda dañarlo.”