30 de Julio, 2025.
“El mejor momento para plantar un árbol fue hace veinte años. El segundo mejor momento es ahora.”
Este antiguo proverbio chino encierra una sabiduría ancestral poderosa: nunca es demasiado tarde para empezar con algo importante. En el mundo de las finanzas personales, ese árbol puede ser el ahorro, la inversión o simplemente el hábito de mirar de cerca nuestras cuentas con intención y propósito.
La Encuesta Nacional de Capacidades Financieras, realizada por el Banco Central del Uruguay (BCU) junto con CAF, muestra que aunque más del 90 % de los uruguayos comprende conceptos clave como inflación, riesgo e interés, la práctica del ahorro y la planificación financiera sigue siendo débil.
¿Qué nos dice el estudio?
- 63 % de los uruguayos declara que no llega a fin de mes con sus ingresos.
- Apenas 11 % afirma que le sobra dinero al final del mes.
- Solo 1 de cada 3 personas ha logrado ahorrar en el último año.
- Los métodos más comunes de ahorro siguen siendo cuentas bancarias (55 %), dinero guardado en casa (52 %) y moneda extranjera (38 %).

Estos datos reflejan una realidad que preocupa: sabemos, pero no aplicamos. No es necesariamente por falta de voluntad, quizás el contexto o la rutina hacen que ahorrar se sienta difícil, incluso inalcanzable. A eso se suma que muchas personas, aún contando con empleo formal, no tienen garantías sólidas sobre cómo será su jubilación futura. Las recientes discusiones en torno a la sostenibilidad de las cajas previsionales en Uruguay nos recuerdan que, más allá de lo que pueda ofrecer el sistema, desarrollar hábitos de ahorro e inversión es la mejor forma de cuidar nuestra libertad y autonomía a largo plazo.
Como dijo Warren Buffett: “No ahorres lo que te queda después de gastar; gasta lo que te queda después de ahorrar.”
Este es solo un cambio de enfoque. No se trata de esperar a “tener más” para empezar, sino dedarle prioridad al ahorro, por pequeño que sea, como un potente acto de autocuidado. Porque al final del día, somos nuestro principal accionista: cada elección que hacemos hoy impacta directamente en el valor que construimos para nuestro futuro. La salud financiera, como la salud física, se construye con pequeños hábitos diarios: separar una parte del ingreso antes de gastar, evitar compromisos que no estemos seguros de poder sostener, y entender en qué medida nuestras elecciones hoy impactan el mañana.
Hablar de salud financiera no es lo mismo que hablar de riqueza. Es hablar de equilibrio. Implica poder cubrir los gastos del día a día sin sobresaltos, tener un pequeño colchón para imprevistos, manejar las deudas de forma sostenible y sentirse con la tranquilidad de que hay un rumbo. No se trata de vivir con miedo al gasto, sino de usar los recursos con inteligencia, sabiendo que cada decisión suma o resta al bienestar financiero general.
Iniciar ese camino ahora, sin esperar a tener “más tiempo” o “mejor sueldo”, es una forma de tomar el control. Como cuando se planta un árbol, puede que al principio el esfuerzo pueda parecer inútil, pero con el tiempo crece, da frutos, da refugio, y nos cambia la manera de relacionarnos con el dinero, no desde la urgencia o la preocupación, sino desde la calma.
Te comparto un ejemplo real que siempre me impacta, sobre cómo empezar antes marca la diferencia:

A veces lo más valioso no es cuánto invertimos, sino cuándo decidimos empezar. Y aunque desafía la lógica, cada año cuenta, y mucho. Si todavía no empezaste, este es un gran momento.
Andrea Sanguinetti
asanguinetti@paullier.com